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Tras el rastro genético de Jack el Destripador

Según los expertos en análisis de ADN consultados por ABC, no hay razones para desconfiar de las pruebas que han revelado al fin la identidad del asesino

Tras el rastro genético de Jack el Destripador ARCHIVO

MANUEL P. VILLATORO

Finales de agosto de 1888. La noche ya ha tomado el paupérrimo y mugriento barrio de Whitechapel (en Londres) cuando dos personas se escabullen por una pequeña calle que apenas es perceptible sin la luz de un candil. Una de ellas es una prostituta ... de 45 años llamada Mary Ann Nichols . La otra es su presunto cliente, un sujeto cuya identidad ha permanecido oculta durante más de un siglo. Segundos después, el que parecía simplemente otro tipo con ganas de dar rienda suelta a sus más bajos instintos saca un cuchillo y corta el cuello a la meretriz . Lo que le hace a su cadáver es aún peor, pues, tras un severo tajo, le saca las entrañas del vientre.

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