Daniel Craig: «James Bond no es Batman ni Jason Bourne»

—¿Qué tal fue volver al personaje cuatro años después?

—Estupendo, no podía haber sido mejor. Cuando miraba a mi alrededor y veía a Sam Mendes, Javier Bardem, Ralph Fiennes, Judi Dench... es un grupo alucinante. Me sentía seguro y protegido con esa compañía (risas). Queríamos hacer una cinta inolvidable para celebrar el 50 aniversario, y creo que lo hemos conseguido.

—¿Por qué cree que Bond es uno de esos personajes icónicos que nunca podemos perder de vista?

—Porque es más grande que la vida. Bond es mucho más que un personaje de cine: constituye una parte intrínseca de nuestra cultura pop.

—¿Qué siente cada vez que se mete en su piel y su esmoquin?

—Mi meta siempre es hacerlo mejor que la última vez. Nos hemos encontrado con algunos retos en el pasado, y a veces los superamos y otras no. Con «Quantum of solace» reconozco que la fastidiamos. Tuvimos que enfrentarnos a la huelga de guionistas y rodar sin guión, así que acabé escribiéndolo yo mismo... Y déjame decirte que escribir no es mi pasatiempo favorito del trabajo. Pero esto es otra cosa.

—De hecho, el sketch «olímpico» con Isabel II fue todo un golpe de efecto.

—Sí que lo fue. Disfruté una barbaridad rodándolo, y me confirmó lo mucho que significa este personaje para el mundo. Incluso la reina no pudo escapar a los encantos de Bond (risas).

—¿Cómo se enfrenta al hecho de que Bond sea el arquetipo de la perfección?

—Cuesta mucho trabajo conseguir eso. Solamente en el plano físico, hay que ir al gimnasio cada día y, si te escabulles, enseguida aparece el michelín traicionero.

—¿Nota que le pesan los años (casi 45 en su caso) a la hora de abordar las escenas de acción?

—Desde luego. No son más fáciles, así que cada vez hago menos. Pero sé que esas escenas son una parte imprescindible de un filme de 007, así que me involucro en ellas tanto como puedo. Obviamente, las más peligrosas no las hago.

—Después de ver a James Bond como una máquina de aniquilar en «Quantum of solace», aquí se muestra un lado humano y emotivo casi inédito, sobre todo en su relación turbulenta con M.

—Tal vez, pero Bond sigue siendo duro y frío. El personaje permanece como siempre ha sido, pero la historia con M es muy importante, necesita emoción y, sin revelar mucho, creo que haber tomado otro camino hubiera sido un error.

—¿Cuánto han influido aquí sagas como «Bourne» y «El Caballero Oscuro»?

—Sinceramente, creo que no mucho. No se ha hecho un esfuerzo consciente por tomar esa dirección. James Bond no es Batman ni Jason Bourne. A la hora de desarrollar la historia no nos hemos sentado a discutir lo que está ocurriendo con el cine de acción actual. Bond tiene su estructura e imagen, y las ideas que hemos incluido se adaptan a la época, pero no tienen nada que ver con lo que ocurre ahora en el mundo. No se hacen películas para que se parezcan a otras películas.

—A juzgar por el desenlace, o por algunos guiños del argumento, parece que «Skyfall» pone un punto y aparte en la franquicia. ¿Está de acuerdo?

—Bueno, solo puedo afirmar que lo más importante aquí era celebrar los 50 años de Bond. No se trata de bajarlo a la tierra, sino de mostrar todo su potencial. Y eso hemos hecho.