Irak, el coloso petrolífero que viene

Las cifras actuales ya son bastante impresionantes: Irak tiene la quinta mayor reserva probada de crudo , y la decimotercera de gas en el mundo, pero además la AIE asegura que existe un «vasto potencial para descubrimientos adicionales». Como tercer exportador mundial de hidrocarburos, el petróleo supone el 95% de los ingresos gubernamentales , y el 70% de su PIB. Ahora mismo exporta unos 3 millones de barriles diarios, pero se cree que doblará su producción hasta los 6,1 millones de barriles en 2020, y puede llegar a 8,3 millones en 2035. En dos décadas, la economía iraquí podría alcanzar a la de Arabia Saudí.

Hay muchas compañías que ya han visto dicho potencial y tratan de mantener un pie en el país, como la española Repsol, que el año pasado adquirió los derechos de exploración de dos bloques en Qala Dze y Piramagrun, en las regiones kurdas del norte del país. Ambos bloques abarcan un área de 2.747 kilómetros cuadrados, y su explotación está prevista en la modalidad de reparto de producción, según anuncia la compañía en su propia página web.

«Irak realiza, de lejos, la mayor contribución al crecimiento de la producción mundial de petróleo. Si la producción crece muy despacio, eso supondrá una mayor presión en los precios», dice Birol. Y lo cierto es que existen grandes reticencias a invertir en un país fragmentado y volátil , al que hay que añadir un entorno regional más que inestable. Un potencial conflicto que implique a Irán pondría en peligro cualquier proyecto en el sur, en el golfo de Basora, donde se han localizado varios de los yacimientos más importantes: el régimen iraní ha anunciado que una de las primeras medidas que tomaría en caso de guerra es el cierre del Estrecho de Ormuz , a través del que se exporta tanto el crudo saudí como el que se extrae en el sur de Irak.

Por ahora, la opción de sacar estos hidrocarburos de las bolsas meridionales vía Turquía no es realista, puesto que los tramos que empalman los oleoductos del sur con el Kurdistán y la ciudad turca de Ceyhan no están operativos. Además, las relaciones entre el gobierno central iraquí y la Autoridad Regional del Kurdistán no son demasiado buenas. Los kurdos acusan a Bagdad de no respetar los acuerdos que les garantizan una importante cuota de los ingresos por exportaciones petrolíferas, por lo que han comenzado a firmar sus propios contratos con firmas como Exxon Mobil para explotar los yacimientos que se encuentran en su territorio.

Esta semana, el Gobierno Regional del Kurdistán comenzó a vender sus propios hidrocarburos en los mercados internacionales, ignorando a Bagdad. El portavoz del gobierno iraquí, Ali Dabbbach, ha calificado estos envíos de «ilegales», asegurando que «Irak mantiene su derecho a perseguir legalmente a todos aquellos que participen en el contrabando de la propiedad del pueblo iraquí local o internacionalmente». Sin embargo, las autoridades kurdas han logrado implicar a dos importantes compañías, Trafigura y Vitol, que han comprado un importante cargamento de crudo por cabeza, de unas 12.000 toneladas, valorado en unos 10 millones de dólares (unos 7,7 millones de euros) cada uno, según informa Reuters.

Otras empresas, como la surcoreana Kogas, también han firmado importantes contratos con Bagdad esta misma semana. Predecir el futuro de Irak es difícil, pero visto el posible beneficio, hay muchos dispuestos a correr el riesgo.