El ejército turco abate a 75 miembros del PKK en los últimos días

No es la primera de este tipo que tiene lugar este verano: a principios de agosto, el ejército turco ya se desplegó en la misma zona como respuesta a una potente ofensiva del PKK que había puesto asedio a varias guarniciones militares y policiales del extrarradio de Semdinli.

A los pocos días, y tras acabar con decenas de guerrilleros, el ejército dio por concluida la operación, a pesar de que las hostilidades no habían cesado. Pero el 3 de septiembre, los insurgentes lograron atacar una base militar en Sirnak, matando a nueve soldados e hiriendo a otros ocho, uno de los cuales sucumbió posteriormente. En la respuesta posterior, los militares abatieron a veinte miembros del PKK . El despliegue de ayer es probablemente una respuesta a este incidente.

Las cifras de bajas son elevadas: el pasado lunes, las Fuerzas Armadas indicaron que al menos 461 personas (373 guerrilleros y 88 miembros de las fuerzas de seguridad) han perdido la vida en lo que va de año en el marco de este conflicto, a los que hay que añadir otros dos soldados que fallecieron en una emboscada ese mismo día, y los setenta y cinco insurgentes muertos esta semana.

El Grupo Internacional de Crisis ha emitido un informe en el que indica que las perspectivas son sombrías: según este prestigioso think-tank dedicado a la prevención de conflictos, se están produciendo «cuatro veces más muertes que en 2009, y mucho más que las cifras anuales entre 2000 y 2004, cuando el PKK mantenía un alto el fuego unilateral. Se han hecho añicos las esperanzas de terminar con un conflicto que ha costado a la economía entre 300 y 450 mil millones de dólares, y ha matado a entre treinta y cuarenta mil personas desde 1984». Además, también se ha producido una escalada en las tácticas empleadas. En los últimos dos años, el PKK ha vuelto a recurrir a los atentados suicidas , una técnica que el grupo utilizó ampliamente entre los años 1996 y 1999, pero que abandonó debido a su elevado coste político. El último incidente de este tipo tuvo lugar a finales de mayo, cuando dos militantes hicieron estallar su vehículo en el recinto de una comisaría en Kayseri, en Anatolia central, matando a un oficial e hiriendo a otras dieciséis personas.