«Disfruto con el sonido de la inteligencia. Yo no la poseo, pero sé imitarla»

—¿Cómo se siente regresando a la televisión después de su aventura en el cine?

—Me encanta escribir para la televisión. Tengo mucha suerte porque he podido desarrollarme en todos los medios, cine, televisión y teatro. De la pequeña pantalla lo que más disfruto es la posibilidad de trabajar semana a semana con el mismo grupo de gente y su inmediatez. Por otra parte, es posible recuperarse de los errores, corregir sobre la marcha si surge algún problema. Eso en el teatro o el cine no se puede hacer. Lo peor de la televisión son los cierres, como en los periódicos; hay que entregar los guiones sí o sí y a veces uno no tiene la inspiración suficiente y los capítulos sufren.

—¿Cuantos capítulos había escrito de «The Newsroom» cuando empezó la producción?

—Cuatro. Eso es lo bueno de trabajar para HBO. Hemos grabado una temporada entera antes de emitir un solo episodio. Es bueno por dos razones; aprendes cosas durante la producción y reeditas lo que sea necesario y no dependes de los críticos. Con «Studio 60», en el capitulo 5 empecé a leer las criticas y a cambiar cosas sobre la marcha. Aprendí que uno debe ser fiel a sí mismo y no a lo que piensan los demás. Ahora escribo la mejor versión de lo que yo puedo hacer sin tratar de complacer a otros.

—¿Cuales son sus intenciones con esta serie?

—Quiero hablar fuerte y claro. Mis intenciones siempre son las mismas, hacer una serie o una película o una obra entretenida para el público. No quiero cambiar el mundo, ni enseñar, ni persuadir, ni nada de eso. «The Newsroom» es una tragicomedia romántica encuadrada en noticias reales con protagonistas que se enfrentan entre sí. No estamos acostumbrados a la naturaleza de las entretelas de la televisión y por eso sorprende la serie.

—Da la impresión de que está escurriendo el bulto. Su serie pone el idealismo sobre la mesa.

—Idealismo sí, mensaje no. Soy un idealista, lo reconozco. Escribí sobre la administración pública en la Casa Blanca con «El ala oeste…» y esta serie tiene el mismo espíritu. Nos enfrentamos a los líderes del gobierno, de la cultura pop con cinismo. A ellos siempre se les representa como Maquiavelo o como idiotas. West Wing era una versión romántica de nuestros líderes. Newsroom es una visión romántica del periodismo.

—¿Cree que en los tiempos que corren podría hacer «The West Wing»?

—No. Hoy en día estamos muy divididos. El personaje central es republicano, un republicano moderado de los que ahora son acusados de estúpidos liberales.

—El personaje principal hace referencias constantes sobre Don Quijote.

—Sí, porque es el libro que más impacto tiene en mi vida. Lo entiendo como una historia de amor y en todo lo que hago trato de describir a Don Quijote una y otra vez.

—¿Sabe cuándo escribe bien y cuándo no?

—Sé lo que está pasando. Un jugador de béisbol te dirá que no necesita ver la bola en el bate para saber si va a ser un golpe o un home run, lo sienten en sus manos. Si cuando escribo siento que me están sacando las muelas entonces me avergüenzo porque sé que es terrible.

—Sus diálogos exigen al publico. ¿Usted escribe para inteligentes?

—Escribo sobre civilización y sobre inteligencia. Yo quiero escuchar a gente que es más inteligente que yo. En una democracia trabajamos mejor si aprendemos y escuchamos los argumentos de un buen debate. Eso nos obliga a pensar. El público americano, el electorado, es quien decide con su voto y cualquier argumento sobre educación, economía, trabajo y empleo es bueno, sin tener que escuchar sobre Kenia, certificados de nacimiento o marxismo y esos tipos que tratan de arruinar el país con gritos. La razón por la que estas personas han encontrado un hueco es porque nos hemos acostumbrado a las noticias amarillistas. Antes había un muro entre el entretenimiento y las noticias políticas. Hoy en día es un nudo difícil de deshacer porque el entretenimiento produce más dinero a las compañías que dirigen las cadenas de televisión.

—Opine de la campaña a las elecciones en América. ¿Están bien escritos los guiones o usted los podría haber hecho mejor?

—Creo que hasta un niño de cuarto los podría haber hecho mejor (se ríe).

—¿Qué piensa de la coincidencia del personaje de Jane Fonda y cómo se parece a su ex marido, Ted Turner, en la serie?

—Tú lo has dicho, es pura coincidencia. Por Dios. Los personajes se van formando según los moldean los actores. En este caso Jane Fonda es una actriz extraordinaria y ya lo era antes de casarse con Ted Turner. El hecho de que su ex marido dirija una gran compañía y sea el dueño de CNN no ha informado a su interpretación del personaje, para nada. Jane es una gran actriz, perfecta para el papel. Estamos muy agradecidos que haya aceptado nuestra oferta y de que forme parte del elenco de actores de Newsroom.

—Los diálogos son inteligentes y agudos. ¿Se rodea siempre de gente tan inteligente?

—Sí. Esa es la única forma de hacer un guion. Me obligo a rodearme de gente que es más inteligente que yo. Crecí con gente que era más inteligente que yo y realmente disfruto con el sonido de la inteligencia. Yo no la poseo pero tengo la habilidad de imitarla fonéticamente.

—Esta es su tercera serie sobre la televisión. ¿Por qué regresa una y otra vez al mismo tópico?

—Porque el formato y el estilo me provoca nostalgia. He convertido el romanticismo en mitología. Con esta serie volvemos a las raíces de la televisión. Me gusta escribir sobre lugares de trabajo donde las personas son un equipo y funcionan como una familia haciendo algo todos juntos. Sé que las expectativas de esta serie son muchas porque la televisión juega un papel fundamental en la vida de la mayoría de la gente. Para mí, merece la pena escribir sobre este tema.