Un converso en las filas del KGB
Faisrajman Satarov fundó a mediados de los 80 la secta musulmana a la que pertenecían las 70 personas que vivían bajo tierra en Rusia
f. de andrés
Se hace llamar profeta, para escándalo de los musulmanes ortodoxos, que sólo reconocen un profeta, Mahoma, y obliga a sus seguidores a saludarse como «muammin», creyentes. Su refugio subterráneo en Kazán es un supuesto «califato», donde sólo rigen las leyes religiosas del islam. Pero ... Faisrajman Satarov no siempre fue el clérigo radical visionario que admiran sus seguidores, repartidos, dicen, en otros territorios vecinos del Volga.
En los años 70, Satarov era el clérigo ayudante de un mufti ruso, y por ese camino entró en la maquinaria del régimen soviético, oficialmente ateo. Así lo contó en una entrevista con la prensa en 2008. En aquellos años, Faisrajman Satarov viajó por varios países del islam, pagado por el KGB, para cantar las bondades de la «libertad religiosa» en la URSS . Un día cayó en la cuenta de que «era un traidor, un siervo de Satanás». Y decidió cambiar radicalmente.
Satarov «hizo penitencia» y tuvo la visión de un nuevo camino en el islam, radicalmente distinto de los anteriores. Comenzó a predicar, primero en la clandestinidad, y después de ser imán en la vecina Bashskortostán, en 1985 fundó el primer «califato subterráneo» del mundo .
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete