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confieso que he pensado

Réquiem por el Womad

Esos jóvenes y no tan jóvenes contemplaban el Womad como su particular jardín del Edén, un paraje donde refugiarse de una cotidianeidad a menudo hostil

Santiago Díaz Bravo

Debían pasar de las 3 de la mañana cuando de pronto, tras mirar en derredor, reparé en que las nueve personas que ocupábamos la barra de aquella caseta, justo enfrente del escenario principal del Parque de Santa Catalina, proveníamos del mismo pueblo. El mar, la ... distancia, las estrecheces pecuniarias, no habían impedido que decenas de orotavenses, porque con el paso de las horas los reencuentros siguieron sucediéndose, coincidiésemos en el evento que, casi desde un primer momento, se había tornado no sólo en un aglutinador de canarios de las siete islas sino, lo que es más importante, en el mayor aglutinador de canarios de las siete islas jamás conocido. Pero ahora el Womad de Las Palmas de Gran Canaria, que logró lo que la política o el deporte, por citar dos ejemplos de ingeniería humana básica, ni siquiera se han atrevido a soñar, ha dicho adiós, en el mejor de los casos hasta luego, y con ello ha dejado huérfanos a jóvenes y no tan jóvenes que hallaban en este festival un espejo donde reivindicar su cosmopolitismo al tiempo que renegar de localismos provincianos y complejos cuarteleros.

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