Los «lobos solitarios» de la yihad amenazan los Juegos de Londres
Los terroristas aislados como Merah son la principal preocupación de las Fuerzas de Seguridad británicas ante la cita olímpica
BORJA BERGARECHE
La frialdad y determinación de Mohamed Merah , el francés de origen argelino que asesinó a tres militares galos antes de causar una masacre en una escuela judía, ha reactivado el miedo en Europa a un perfil de combatiente solitario de la yihad que ... obsesiona a las fuerzas de seguridad británicas. El pasado martes, mientras se cerraba el cerco en torno a Merah, el director del servicio de inteligencia interior (MI5), Jonathan Evans , tomó la medida «poco habitual» —según «The Daily Telegraph»— de informar al Gobierno en pleno, y no solo a los miembros del Consejo de Seguridad Nacional, sobre las amenazas terroristas que pueden ensombrecer los Juegos de Londres. Y a la cabeza, según ya reconoció en su día Scotland Yard, situó el perfil que los expertos califican de «lobo solitario».
La expresión solía emplearse para referirse a la amenaza de ciertos desequilibrados mentales, capaces de ejecutar ataques contra instituciones o personalidades llevados por la obsesión o la paranoia. Más recientemente, la extrema derecha, otro de los focos de cultivo tradicional de «lobos solitarios», sacudió el continente con la matanza provocada por el noruego Anders Breivik . Pero los servicios de seguridad están cada vez más preocupados por la emergencia de un «lobo islamista», una especie de la que Merah es solo el último exponente conocido. Se trata individuos aislados, radicalizados en internet y difíciles de detectar porque no frecuentan necesariamente los círculos de socialización habitual del yihadismo. Su peligrosidad radica en que actúan de forma espontánea, fuera de las cadenas de mando de las organizaciones terroristas seguidas por la Policía.
«Hemos pasado del terrorismo dirigido de forma centralizada al auto-generado», explica Anna Murison, experta en islamismo de Exclusive Analysis, consultoría de seguridad con sede en la City. «Los antecedentes en EE.UU y Reino Unido indican que suelen tener una baja capacidad, y que Al Qaida tiene muchas dificultades a la hora de reclutar directamente porque su red está muy infiltrada», asegura. «Pero basta un solo terrorista para cometer un atentado, como muestra el caso Breivik».
Los servicios secretos británicos tienen desde hace años a medio millar de agentes rastreando cualquier indicio que pueda sugerir la existencia de un «lobo solitario» con intenciones de atentar en los Juegos de Londres, un dispositivo que aumentará a medida que se acerque el 27 de julio, fecha de la inauguración. Además, el Reino Unido está sometiendo a una intensa presión a sus aliados y vecinos, incluida España, para que estén alerta ante cualquier movimiento sospechoso.
Las conexiones de Merah con el neosalafismo global y su paso por Afganistán llevan a varios analistas, sin embargo, a pensar que definirle como un «lobo solitario» es una simplificación. «Tengo dudas porque las informaciones que había sobre este individuo indican que se había movido en círculos yihadistas», apunta Luis de la Corte, profesor de la universidad Autónoma de Madrid y experto en terrorismo. «Que hubiera explosivos en el piso de su hermano, un tipo que ayudaba a enviar a radicales a lugares como Irak, indica que no estaba tan solo. Para Al Qaida, fomentar la acción de terroristas solitarios es parte de su estrategia», añade.
El Reino Unido ha conocido al menos tres casos similares en los últimos años, protagonizados siempre por musulmanes nacidos en suelo europeo. Roshonara Choudhry, nacida en Londres en 1989, apuñaló dos veces en el abdomen con un cuchillo al diputado Stephen Timms en mayo de 2010. Dijo hacerlo como «castigo» por la guerra de Irak. Andrew Ibrahim, un converso al Islam nacido en Bristol en 1989, fue detenido en 2009 por preparación de atentados tras estudiar en internet cómo hacer un cinturón suicida. Nicky Reilly, por su parte, otro converso nacido en Plymouth, fracasó en su intento de atentado suicida en un restaurante de Exeter en mayo de 2008. La bomba casera que había fabricado solo explotó parcialmente cuando intentó volarse en los baños del Giraffe Café.
Fuera del Reino Unido, en octubre de 2008 un hombre de origen libio intentó volar una comisaría en Milán de los carabineros al grito de «Fuera de Afganistán» . Y en marzo del año pasado, un kosovar asesinó a dos soldados de EE.UU. en Francfort. No hablamos, por tanto, de un modus operandi novedoso. Los «lobos solitarios» serían el legado residual de una Al Qaida central muy disminuida, que ha dejado una diáspora de aspirantes a terroristas.
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