La OTAN y Rusia mantienen sus diferencias en defensa antimisiles
Moscú advierte que se acaba el tiempo para llegar a un acuerdo sobre el sistema defensivo que prepara la Alianza Atlántica
ABC
La OTAN y Rusia no han conseguido este jueves resolver sus diferencias en torno al sistema de defensa antimisiles que prepara la Alianza Atlántica en Europa . Sin que haya servido de mucho la reunión de los ministros de Exteriores con su homólogo ruso, ... Serguéi Lavrov, en un primer encuentro en Bruselas desde que el mes pasado el Kremlin amenazara con una movilización militar ante el proyecto de la OTAN.
«No es un secreto que sigue habiendo diferencias sobre cómo organizar nuestra cooperación en este área», ha admitido al término de la reunión el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen. Mientras que el ministro Lavrov ha dejado saber que se está acabando el tiempo para llegar a un acuerdo. Según el diplomático ruso: «Estamos dispuestos a dialogar (...), pero si las preocupaciones rusas no se tienen en cuenta, responderemos adecuadamente a todos los niveles».
La Alianza y especialmente Estados Unidos, según informa Efe, han vuelto a dejar claro ante las autoridades rusas su intención de seguir adelante con el despliegue de su escudo antimisiles. «Ningún aliado dentro de la OTAN va a dar a ningún país de fuera de la Alianza un derecho de veto» sobre cómo organizar su defensa contra misiles ha recalcado Hillary Clinton . La secretaria de Estado ha insistido en que el sistema compartido por los aliados «no amenazará la disuasión estratégica de Rusia ni podrá hacerlo». Según la responsable diplomática americana, «no se trata de Rusia, francamente, se trata de Irán y otros Estados o actores que están buscando desarrollar tecnología de misiles».
Por su parte, el ministro Serguéi Lavrov ha vuelto a reclamar a la Alianza Atlántica «garantías jurídicamente vinculantes» de que el sistema no irá contra Rusia, ya que a su juicio «las buenas intenciones vienen y se van mientras que las capacidades militares se mantienen».
El mes pasado, el Kremlin amenazó con emplazar en el sur y en el oeste de Rusia sistemas de armamento de ataque modernos que estén en disposición de garantizar la destrucción del componente europeo del sistema antimisiles.
Anunció además el despliegue de un radar de alerta temprana sobre ataques con cohetes en el enclave báltico de Kaliningrado y dio la orden de dotar todos los misiles balísticos en servicio de cargas de combate capaces de superar defensas contra misiles.
De acuerdo a los cálculos de la OTAN, el escudo antimisiles podría estar totalmente operativo en 2018 , para lo que Washington ha sellado ya acuerdos bilaterales con varios socios para el despliegue de algunas de las capacidades necesarias, entre ellos España, que cederá la base de Rota (Cádiz) a buques de la Armada de Estados Unidos.
La gran fuente de desconfianza de Moscú es que un sistema sofisticado de interceptación de misiles en el este de Europa deje sin efecto una de las claves de su poder de disuasión, como es la capacidad de lanzar proyectiles de largo alcance cargados con cabezas nucleares.
El objetivo de la OTAN es declarar la «capacidad operativa inicial» del sistema -es decir, que sus primeros elementos estén instalados y en funcionamiento- el próximo mes de mayo , coincidiendo con la cumbre que los líderes de la Alianza celebrarán en Chicago. Con esperanza de que durante los próximos meses hasta la primavera se pueda llegar a un acuerdo con Rusia para poner fin a las actuales tensiones.
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