Las compañías británicas se echan encima de Miliband por su discurso «antiempresa»
Distintas voces le acusan de enemigo de la empresa tras su ataque contra los empresarios «depredadores»
BORJA BERGARECHE
Ed Miliband fue muy claro en su discurso ante la convención laborista,: «Hoy día, ningún partido puede ser antiempresa». Su partido, de hecho, dedica sus mejores encantos a cortejar a posibles donantes en el mundo empresarial, después de que la victoria de los ... conservadores en 2010 redujera de forma notable esa fuente de financiación, crucial para la izquierda. Pero, tras su intervención, distintas voces del ámbito financiero e industrial le acusan de enemigo de la empresa tras su ataque contra los empresarios «depredadores» frente a los «productores».
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John Cridland, presidente de la Confederación de Industrias Británicas (CBI por sus siglas en inglés, la principal organización de la patronal británica), advirtió a Miliband con tener «cuidado de no caracterizar a los empresarios como depredadores de activos». «De sus palabras se deriva un 50-50 entre creadores de riqueza y depredadores, cuando en realidad solo hay unas pocas manzanas podridas», ha declarado el portavoz de los grandes industriales. «Hablar de buenas y malas empresas es un error, todas las compañías que crean riqueza, pagan sus impuestos y cumplen la ley son buenas empresas», afirma John Longworth , director general de la Cámara de Comercio Británica .
«Hablar de buenas y malas empresas es un error»
El propio Miliband se encargó de poner rostro a estos dos tipos de empresario en su discurso. Para el líder laborista, sir Fred Goodwin sería la encarnación de la banca «depredadora», en cuanto responsable del Royal Bank of Scotland cuando tuvo que ser nacionalizado para evitar su quiebra en 2009. Los «creadores de riqueza» estarían encarnados por el expatrón de la Rolls Royce , sir John Rose , «el verdadero rostro de la industria británica». Miliband obvió mencionar que Rose acaba de unirse a la banca Rothschild, como le recuerdan en «The Daily Telegraph» . El diario conservador acusa este miércoles en su editorial a Miliband de «negarse a reconocer la responsabilidad del Partido Laborista en el actual estado de las cosas».
Un artículo en «The Financial Times» mete el dedo en la llaga al recordar el interés laborista en Andrew Rosenfeld , un millonario del sector inmobiliario acusado de evasión de impuestos durante sus cinco años de residencia en Ginebra (Suiza), y que se ha comprometido a hacer una donación de un millón de libras en los próximos años al partido opositor. Otros grandes financieros británicos, como Nigel Doughty o sir Ronald Cohen , considerado como el padre del capital riesgo en el Reino Unido, han donado cientos de miles de libras a las arcas laboristas.
«No soy Tony Blair»
La reactivación de esta fuente de ingresos es crucial para evitar la dependencia de los fondos de los sindicatos, la principal fuente de ingresos –y la más estable hasta ahora, a cambio del control de las mayorías orgánicas en el partido– de las cuentas laboristas. Según las últimas cifras de la Comisión Electoral , los laboristas recibieron 3,2 millones de libras en donaciones privadas entre abril y junio de este año, frente a las 4,2 recibidas por los conservadores.
El líder laborista ha intentado explicar en una entrevista en la BBC que su discurso no era antiempresa («antibusiness» en inglés) sino contra «seguir como estamos» (contra el «business as usual» en inglés), y ha insistido en un nuevo contrato social para salir de la crisis. Un nuevo inicio que él mismo encarnaría: «Soy el comienzo de la era post-Blair », ha dicho. Blair es el último líder laborista en ganar unas elecciones. Fueron tres seguidas e, irónicamente, fue abucheado por la convención laborista cuando ayer Miliband dijo: «No soy Tony Blair».
Desde el gobierno, el ministro de Industria, el liberal Vince Cable, detecta un «terreno común» con los laboristas para desarrollar una cultura industrial al largo plazo, «pero la discusión está en cuáles son las medidas para llegar a ella». Y, aquí, cree que los laboristas defienden los estímulos equivocados. Desde la City, la reacción ha sido también negativa. «El laborismo le da la espalda a la City», titula hoy el «City AM» , el diario matutino del sector financiero.
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