Nuevas caras en la plaza Liberación
Cantantes, futbolistas o actores muy populares en el país estrenan condición de manifestantes junto a otros opositores anónimos para pedir a Mubarak que se vaya
laura l. caro
Ver al que fuera portero de la Selección Nacional Egipcia, Nasser al-Sayed, gritando a hombros de los manifestantes que Mubarak se vaya llevaba a la multitud al clímax. A un nuevo apogeo de ánimos en la Plaza de Tahrir, que anoche tardó en volver ... a la calma y al silencio con el que ha amanecido, después de la lección de fuerza que supuso volver a desbordar el martes el lugar de las protestas en el centro de El Cairo.
El regreso a la normalidad también manda, el ritmo en los trabajos se ha restablecido, y a la hora en que aparecían las primeras luces del día la multitud inmensa ya no estaba. En su lugar sí seguía el “Campamento de la Libertad”, la ciudad improvisada, república independiente de los inasequibles al desaliento, corro de amigos, dormitorio y sala de estar para terapia de grupo, que se desperezaba en tranquilidad.
La gente toma café caliente y mastica burekas secas rellenas de dátil mientras se dan los días unos a otros sin apenas verse por culpa de la niebla mañanera del Nilo. Las pancartas en alto hechas en jirones de sábana difuminan los incipientes rayos del sol. En apenas una hora empezarán a volver los manifestantes, pasa todos los días, pero desde ayer martes lo que se ha detectado es que muchos de ellos son debutantes, nuevos. Ese está siendo el éxito de este renacimiento de las protestas: se está sumando gente que no estuvo en las dos semanas pasada, llegados de lugares como Minya, Aswan o Luxor. El clamor contra Mubarak es cada vez más grande.
"Yo estaba en contra de esta movilización por rumores que estaba escuchando, pero después de ver el desprecio del régimen por el pueblo y los discursos del presidente lleno de promesas vacías, y de las muertes que han causado, me di cuenta de que la razón está en esta plaza”, se justificaba anoche Mariam al-Masry. Proliferan las caras conocidas: el cantante Shriley Abdel Wahab, -que fue acusado de hipocresía por haber llegado demasiado tarde-, el actor Khalid Saleh, pero también de gente común: amas de casa, ciudadanos con turbantes, intelectuales de clase alta y profesores de la universidad de El Cairo, egipcios escépticos que han decidido participar activamente. “En mi casa nos hemos dado cuenta de que esto no es un juego, es una verdadera revolución”, decía Jihan Hosny, que también estrenaba su condición de manifestante.
Manipulación informativa
Otros han reaccionado a la desinformación de los medios públicos. “La gente de Badrashin, de donde vengo, piensa que las protestas están terminando”, retrataba Magddy Khafaga constatando que en los lugares donde sólo se ve la televisión estatal está haciendo mella la manipulación y la propaganda que niega las manifestaciones. “Cuando he llegado me he sorprendido al encontrar que no es así”, confesaba.
La antipatía por el engaño que se está intentando hacer a través del canal nacional y su paralelo escrito, el periódico Al Arma, es creciente. Anoche, decenas de manifestantes impidieron la entrada a la Plaza de Tahrir de Lamis Al-Hadidi, -que tiene un programa en esa televisión pagada por todos los egipcios pero que está al servicio de Mubarak-, y que fue acusado de difundir una imagen falsa y mentirosa del levantamiento por la democracia que hoy cumple en la calle su décimo sexto día.
El éxito ha sido el de reclutar a miles de nuevos seguidores. La consigna ahora es no perder el pálpito, no dejarse llevar por los cantos de sirena del supuesto diálogo con el Gobienoy centrarse en el objetivo: echar a Mubarak. La próxima gran cita para reclamarlo ya tiene fecha, será el próximo viernes.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete