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La unión de dos genios del pop

Un documental pone al descubierto íntimos detalles de la relación creativa entre Salvador Dalí y Walt Disney

ANA LUISA ISLAS

Las representaciones teatrales de Salvador Dalí y su visión popular le sumaron muchos detractores en este lado del Atlántico. Sin embargo, fueron justamente ese afán de llegar a las masas a través de la polémica y sus obras poco elitistas lo que hicieron que el pintor ganara no solamente seguidores en Estados Unidos, sino también mucho dinero. Por su parte, Walter Disney, a través de la animación y la creación de parques temáticos, buscó acercar el arte a la gente que no asistía a los museos, no solamente con imágenes, sino también con las historias que contaba y con la música que las amenizaba.

«Dalí cree que su destino era encontrarse con Disney y que el dibujo animado será el verdadero nuevo medio que América habrá aportado a su imaginación», garabateaba el artista catalán en uno de los borradores inéditos que componen la muestra «Dalí+Disney=Destino», que se presenta hasta el 8 de mayo en el Teatro-Museo Dalí de Figueras.

Ambos artistas no sólo coincidían en su visión vanguardista del «marketing artístico», sino también en su necesidad de innovar. «A Disney no le gustaba repetirse a sí mismo, y Dalí siempre estaba pensando en hacer algo distinto», explica David Bossert, director creativo y jefe de proyectos especiales de Walt Disney Animation Studios. Por eso en 1946 firmaron un contrato de trabajo. Años antes, en 1940, Disney había lanzado su tercer largometraje animado, «Fantasía». Esta cinta revolucionó lo que se había hecho en el mundo de la animación, pero no obtuvo éxito en las taquillas.

Espíritu innovador A pesar de los fracasos, Disney no temía experimentar, apunta Bossert, por lo que propuso a Dalí hacer un corto. El artista comenzó entonces la búsqueda de un tema a desarrollar. Lo encontró al escuchar el bolero titulado «Destino», del mexicano Armando Domínguez. «¡Ay! vida, ¡ay! qué negro destino, qué difícil camino y lo tengo que andar», reza la canción popular. El documental «Una cita con

Destino» —que se lanza en febrero próximo— expone que la oscura visión de la vida de Dalí se unía así a las hadas del mundo mágico de Disney.

Durante ocho meses trabajó Dalí en los estudios de Los Ángeles. Bocetos, óleos y 15 segundos de animación fue lo que encontró del proyecto Roy Disney, sobrino del animador, cuando decidió rescatar del archivo el cortometraje en el 2003. Aunque no se conoce la razón por la que ambos artistas abandonaron su «Destino», el documental sugiere varias hipótesis: la crisis económica, las ganas de volver a España de Dalí, así como la diferencia de opiniones en cuanto al tratamiento del filme. La versión popular asegura que las drogas y las fiestas, tan del agrado del pintor catalán, los distanciaron.

Ambos genios no volvieron a unirse para trabajar, pero sí lo hicieron para disfrutar de su compañía. Walt y su esposa Linda visitaron a Gala y a Dalí en Portlligat en 1957. Casi 55 años después, volverán a darse cita en Cadaqués en febrero de 2011, esta vez para el lanzamiento de un DVD y un Blu Ray de su historia juntos.

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