Blázquez apoya el «restablecimiento del orden constitucional» en Cataluña

En su mensaje de bienvenida a los obispos, el arzobispo de Valladolid aseguró que dicha declaración «de ruptura es un hecho grave y perturbador de nuestra convivencia» y «va más allá de las discrepancias entre las formaciones políticas». «La ruptura nos ha entristecido y preocupado, ya que la Constitución había nacido con la aspiración de configurar para las generaciones presentes y futuras un marco general de libertad y respeto en el que cabíamos todos», afirmó el prelado, quien a renglón seguido recordó que pese a que «es comprensible que el paso del tiempo fuera mostrando la conveniencia de reformar o añadir aspectos nuevos en la Constitución para que siempre sea actual, ella misma indica los procedimientos para introducir los cambios oportunos».

El prelado señaló que el orden constitucional «es un bien común» al tiempo que recordó que «la normalización de la vida social y correcto funcionamiento de las instituciones suponen y exigen el respeto de la ley». Tras el escenario político y social planteado en Cataluña tras la declaración unilateral de independencia, el cardenal ofreció la colaboración de la Iglesia, «aunque no siempre sea reconocida», para «continuar su misión de reconcil iación y pacificación». «Nuestra renuncia a la militancia política favorece que nadie se considere extraño a la comunidad cristiana por opciones legítimas», indicó.

La ideología de género que se pretende incluir en los contenidos curriculares a través de la nueva ley contra la LGTBIfobia que se tramita en el Congreso de los Diputados fue otro de los temas centrales de su discurso. El cardenal recordó que «aunque el género tenga un fuerte componente cultural, no es independiente del sexo». « El sexo es constitutivo de la persona ; no es una característica secundaria que podría modificar sin afectarle personalmente», indicó el prelado, quien insistió en subrayar que «el ser humano no tiene sexo, es sexuado; como no tiene cuerpo, es corporal».

El presidente de la Conferencia Episcopal también criticó «la revolución biotecnológica en campo de la procreación humana» que ha permitido introducir la posibilidad de «manipular el acto generativo, convirtiéndolo en independiente de la relación sexual entre hombre y mujer».

«Así desaparece la relación personal en la transmisión de la vida de un ser humano; en lugar de generación deberíamos hablar de producto de laboratorio , con la consiguiente cosificación del ser humano», aseveró el cardenal. Esta concepción mecanicista de la vida, advierte monseñor Blázquez, «conculca los límites de la dignidad del hombre, que no se expresa suficientemente en términos técnicos».