Hazte premium Hazte premium

francisco, el pastor

«El Vaticano se reforma, habrá trabajadores transferidos y eso genera inestabilidad»

El periodista Andrés Beltramo escoge como metáfora del espíritu de Bergoglio (y balance de sus dos años de pontificado) el abrazo a un hombre lleno de llagas. Desvela su amor por las artes marciales, su sueño de ser misionero en Asia y cómo terció entre EE.UU. y Cuba

«El Vaticano se reforma, habrá trabajadores transferidos y eso genera inestabilidad» fotos cedidas a abc por editorial stella maris

érika montañés

«Este libro solo recoge un cúmulo de episodios que muestran las huellas grabadas a fuego en el corazón de la humanidad por un hombre simple que soñó con ser misionero en Asia y, en el ocaso de su vida, fue llamado a infundir esperanza a millones de personas en el mundo» (Roma, 1 de marzo de 2015).

Con esta cita del periodista argentino Andrés Beltramo Álvarez bastaría para instigar a la lectura de su último libro, «La reforma en marcha» (editado por Stella Maris), que sale a la venta la misma semana en que se han cumplido -el pasado 13 de marzo- dos años de pontificado de Jorge Mario Bergoglio. Beltramo revela esos tiempos de juventud en que el primer Papa latinoamericano ansiaba llegar a Japón para desempeñar en el Lejano Oriente su labor eclesiástica, amante como es de las artes marciales y el taoísmo (páginas 238-239 del libro) y cómo sus problemas de pulmón le impidieron dar vida a ese sueño. Décadas después se fraguó el que ha sido el primer y más importante viaje de un Sumo Pontífice a estas tierras.

Hace veinticuatro meses que Francisco I fue escogido como máximo representante de la Iglesia y poco tardó en cautivar a las masas con sus gestos y su lenguaje coloquial, sus acciones y palabras que fueron clasificadas ya desde sus tiempos como pastor como «bergogliadas y bergoglismos» («sin unas no se entienden otras», dice el autor en la página 145). Pocos conocen que «aunque parezcan superficiales, los gestos de Bergoglio nada tienen de eso. Son parte de su vida, responden a una meditación madurada a lo largo de los años, un ejercicio cotidiano de prueba y error, un gimnasio de humanidad que ahora, como Papa , ha alcanzado su máxima expresión», relata el autor. Siempre fuera de lo ordinario, el Papa llegó y sorprendió.

En otro punto del libro a Francisco se le describe como «el Messi de la Religión», que lo «hace cortito» con discursos pegados al asfalto, en términos futbolísticos y eclesiásticos, pero terriblemente efectivos. Por ejemplo, se ha convertido en un garante de la «realpolitik» que fundamentan algunos en la labor diplomática. Se cuenta en esta publicación cómo el Papa ha sido capaz «de modificar sensiblemente el gran tablero mundial», tal y como desmostró al terciar y enviar cartas entre Estados Unidos y Cuba para poner el punto y seguido a la congelación de sus relaciones. En suma, dos años dan para mucho, pero queda todavía por descubrir, como anticipa este compatriota suyo, profundo conocedor de las vísceras de la romana Plaza de San Pedro.

-Usted critica que los medios a veces nos quedamos con meras anécdotas que pueden tener importancia, pero quizás no son lo crucial del Papa Francisco. ¿Cuál escogería como la frase clave de estos dos años de pontificado? ¿Y el momento?

-Diría una palabra: Misericordia. Este es un concepto que usa muy a menudo el Papa, pero en el contexto de la sociedad actual puede ser malinterpretado. Se confunde con la tolerancia acomodaticia, la simpatía pasajera o la caridad aséptica. Francisco lejos está de proponer un pensamiento débil. Al contrario, es la misericordia y no la ley lo que da el sentido más profundo al mensaje cristiano. Esto él lo ha plasmado no sólo en su predicación, sino también en sus gestos. Por eso creo que el momento más representativo de su Pontificado fue cuando abrazó conmovido a un hombre cuyo cuerpo está lleno de llagas horripilantes. Las fotos dieron la vuelta al mundo, pero aquel no fue sólo un gesto sentimental sino, más bien, el resumen más eficaz de la profunda humanidad del Papa.

–Todos vemos claras diferencias en el proceder de Benedicto XVI, más reflexivo e intelectual, y Bergoglio, más espontáneo y natural. ¿Es tal la diferencia que los separa? ¿Cuáles son para usted los vértices comunes y diferentes de ambos? Le he leído que el Papa emérito ya puso en marcha obras que ha continuado Francisco. ¿Por qué cree que entonces no tuvieron éxito y no calaron entre la sociedad, y sí lo ha hecho con el mensaje del actual Pontífice?

-Ambos tienen personalidades distintas, pero las diferencias no necesariamente deberían traducirse en contraposiciones. En realidad veo una gran continuidad entre los dos. Sin la renuncia de Benedicto jamás hubiese existido Francisco. Además, existe un mutuo y sincero aprecio. La convivencia entre ellos no parece ser un problema, ni siquiera para los fieles que captan bien cuál es el reinante y cuál el retirado. Como escribí en el libro, Francisco ha puesto en práctica algunas reformas iniciadas por Benedicto, por ejemplo, en el campo financiero o en la lucha contra los abusos a menores. Eso no quiere decir que Ratzinger haya fracasado y su sucesor tenido éxito. En realidad Bergoglio está profundizado algunas reformas iniciadas desde el Pontificado anterior. Por otra parte, en cuanto a la eficacia en la recepción del mensaje, es cierto que Benedicto XVI afrontó una opinión pública internacional hostil y eso seguramente minimizó el impacto de sus palabras. Francisco se encontró con un escenario mucho más positivo y lo ha sabido aprovechar para dar mayor peso a su mensaje.

-Como argentino, ¿le empujó a escribir este libro ser compatriota? ¿Qué ha significado para su país contar con un Sumo Pontífice natural de esta tierra?

-En el momento mismo en que Bergoglio fue elegido Papa se convirtió en el argentino más destacado en toda la historia del país. Difícilmente alguno de nuestros compatriotas podrá superar eso. Pasados el orgullo y conmoción iniciales, me da la impresión de que aún no logramos dimensionar la magnitud de este acontecimiento. No sólo por la elección, que es ya un mérito, sino también por la forma tan sorprendente en que Francisco está ejerciendo su pontificado. Esto fue lo que a mi me movió a escribir el libro. No fue ejercicio de «patriotismo», sino de periodismo; un intento por plasmar un fenómeno social que vale la pena ser contado.

-En referencia a la nacionalidad, usted comenta que una de las razones principales para que fuese escogido Jorge Mario Bergoglio fue ese movimiento «anti-italiano» que se tradujo a la postre en la designación de un iberoamericano... ¿por qué fue tan determinante la procedencia si Ratzinger ya no era italiano, sino alemán y Juan Pablo II, polaco?

-Es cierto que antes del cónclave se gestó un sentimiento «anti-italiano», sobre todo por las consecuencias de los escándalos que opacaron el último tramo del pontificado de Benedicto XVI (como el «vatileaks») y en la mayoría de los cuales habían estado involucrados clérigos italianos. Esto hizo madurar, entre los cardenales, la convicción de que era necesario encontrar a un hombre que estuviese fuera de ese círculo de poder y los llevó a mirar hacia otras latitudes. Pero era un discurso geográfico. Bergoglio no fue elegido por ser argentino, sino porque cubría el perfil buscado: un hombre «no contaminado» y capaz de impulsar las reformas necesarias. Si un español hubiese tenido esas características, estoy seguro de que hubiese resultado elegido.

-¿Cómo evaluaría el pontificado del Papa, qué o cuánto le queda por hacer?

-Es difícil asignar una calificación, no existe la tabla de evaluación de los pontificados. ¿Contra qué se le podría comparar? Sólo contra sus propias palabras. Él ha hecho mucho, su Papado es muy dinámico y activo. Tiene todavía muchos pendientes, de acuerdo con lo que él mismo se ha propuesto. Por ejemplo, la reforma de la Curia Romana y el Sínodo de los Obispos. Debe llegar a establecer un nuevo organigrama vaticano y debe decidir también cómo va a plasmar las conclusiones de este debate abierto entre los obispos sobre la familia, incluyendo los temas delicados como el de la comunión a los divorciados vueltos a casar.

-Usted habla de todas las reformas introducidas por el Papa y que tan mal han sentado a la Curia. ¿Es así realmente, entre la Curia tiene mala prensa?

-En el libro incluyo ejemplos del malhumor que existe en sectores de la Curia Romana hacia el Papa. Generalmente el malestar se manifiesta en privado, pero es real. También podría considerarse una reacción bastante humana. El Vaticano está en un proceso de reforma que incluirá la fusión de oficinas. Es obvio que habrá trabajadores transferidos y sacerdotes mandados de regreso a sus diócesis de origen. Eso genera un ambiente de inestabilidad. Claro que a muchos no les ha sentado bien la abolición del bono de cambio de Papado o el bloqueo a la concesión de los títulos de monseñor. Pero en la Curia también existe un grupo que apoya a Francisco y su aire renovador.

-Querría conocer si en el tema del dinero del Banco Vaticano y todas las reformas implementadas por Francisco no ha podido «meter mano» de la manera que ansiaría...

-En cuanto al IOR, el «banco vaticano», Francisco pudo meter mano. Renovó a los integrantes del consejo cardenalicio de vigilancia y a los miembros del consejo de administración. Designó nuevos director y vicedirector. Puso a un prelado de su confianza. Dio la orden de cerrar numerosas cuentas y de iniciar conversaciones con las autoridades italianas para abolir el secreto bancario. Esto ha generado coletazos entre quienes han sido marginados del poder económico. Pero en ese campo, aunque el partido sigue abierto, el Papa lleva mucha ventaja.

-Y acláreme cuál es «la reforma en marcha»… ¿todo el giro bergogliano? Defínalo un poco más para los lectores de ABC que todavía no han leído su libro.

-La «reforma en marcha» se refiere al proceso de transformación empujado por Bergoglio, no sólo un cambio en las estructuras vaticanas sino, sobre todo, una «reforma de los corazones» para los católicos y los no católicos, una verdadera «revolución cultural».

-¿Cuáles son los pasos inminentes que va a dar el Papa?

-Este 2015 será movido. Tiene previstas varias reuniones con el consejo de nueve cardenales que lo asesoran en el gobierno de la Iglesia y le ayudan a delinear la reforma de la Curia. Visitará Paraguay, Bolivia y Ecuador en julio, Estados Unidos en septiembre, donde hablará ante la ONU y el Parlamento. A mediados de año publicará su encíclica dedicada al tema de la ecología y en octubre presidirá la segunda asamblea del Sínodo de los Obispos dedicada a la familia.

-¿Realmente todo en el Papa es casual, cuánto hay de programado con antelación y cuánto de natural?

«Es un líder intuitivo, con discernimiento y capacidad de apertura a las novedades»

-Francisco es un líder intuitivo, con capacidad de discernimiento pero también con gran apertura interior a las novedades. Esto, sumado a su don para entrar en sintonía con la gente, hacen de él un personaje de alto impacto. Es un hombre espontáneo, celoso de su libertad interior y eso resulta muy atractivo. Los especialistas suelen decir que la cámara no miente y en este caso se aplica. Si sus gestos fuesen artificiales o ensayados, tarde o temprano se notaría. Eso no quiere decir que el Papa sea perfecto y no se equivoque. Tiene errores como todos y los acepta. Es más, se dice abiertamente pecador y hasta se ha confesado en público. Esto lo humaniza y lo vuelve al mismo tiempo en muy popular. De todas maneras no deja de ser un conductor. Sorprende, pero no improvisa.

-Si Juan Pablo II fue conocido por el Papa viajero, Benedicto XVI como el Papa intelectual, ¿cuál sería el calificativo que escogería para que se recuerde a Francisco I? 

-Francisco será recordado como un Papa pastor, con una vocación reformadora.

-Si se sometiese a referendo la popularidad de Francisco I como se hace entre los ciudadanos estadounidenses respecto a su presidente, ¿qué porcentaje sacaría? ¿Y lograría más puntuación, es decir, ser más popular entre la comunidad cristiana o entre los ateos?

-No es necesario especular, existen encuestas que han medido su popularidad. Hace pocos días un estudio del Pew Institute de Washington estableció que el 70% de los estadounidenses afirma tener una opinión favorable sobre Francisco, el porcentaje más alto desde el inicio de su Papado. La cifra aumentó al 90% con encuestados católicos. La opinión varía según el lugar. En Argentina goza de una aprobación de más del 90%. Hace pocas semanas, el Instituto Demópolis reveló que en Italia el 85% de los consultados lo considera favorablemente, número que asciende al 96% entre los católicos y baja a un 66% entre los no católicos y no creyentes. Podríamos seguir, pero resulta claro que a pesar de que han transcurrido dos años de ministerio, mantiene un índice altísimo de aprobación, tanto dentro como fuera de la Iglesia.

«El Papa mantiene un índice altísimo de aprobación dentro y fuera de la Iglesia»

- ¿En qué cree que se está equivocando, en qué yerra este Pontífice?

-Claro que el Papa tiene errores, él los llama «autogoles». Quizás por falta de información se ha precipitado en decisiones y nombramientos. Sus equivocaciones más vistosas han surgido de diálogos coloquiales. Como cuando habló de la paternidad responsable y los «conejos», o cuando le escribió a un amigo que estaba preocupado por la «mexicanización» de Argentina, desatando una crisis diplomática con México. Esa libertad comunicativa suya le ha jugado malas pasadas. Pero nada de eso me parece grave. Algunos ven aquí un problema y quisieran censurar a Francisco, esa actitud me parece miope e impertinente.

Por otra parte, existe una corriente de pensamiento que considera graves errores cuestiones que, en realidad, son discutibles. Circulan en internet muchas acusaciones falsas contra el Papa: lo tachan de enemigo de la liturgia católica, de cambiar la doctrina, de negar la existencia de la Virgen de Guadalupe y del infierno. Estas leyendas alimentan en ciertos sectores católicos la idea de un «Papa ilegítimo» y hasta hereje. Pero carecen de fundamento y son producto de la fantasía.

-¿Está haciendo bien, por poner un caso, en recibir a tantos famosos, tantos representantes de otros países como por ejemplo el entrenador del Atlético de Madrid, el Cholo Simeone y su novia, u otros?

-Sobre las audiencias con personalidades y dignatarios, hay que decir que todos los Papas han recibido –desde siempre- a personalidades de la política, del mundo del espectáculo y de los deportes. Y no todos eran santos. ¿Es lógico que Francisco se niegue a recibir al Cholo Simeone? ¿Debía Juan Pablo II rechazar la presencia de Maradona cuando el Nápoles lo visitó en el Vaticano? Y eso que el 10 tuvo duras palabras hacia el Papa tras ese encuentro. A veces ciertas críticas suenan un realmente pretenciosas, cuando no absurdas.

-En su opinión, ¿logra que su mensaje cale más gracias a interjecciones y apelaciones como las que recoge en esta publicación (¡que acá va a haber lío...!), ese estilo coloquial al que usted alude, o sería mejor que «puliese» su discurso, enmendase la naturalidad y fuese «menos transparente» en lo que dice?

«La sencillez del Papa no está peleada con su profundidad»

-Sólo puedo decir que una buena parte de su eficaz impacto en la gente es ese estilo coloquial. Es capaz de llegar directamente al corazón de las personas, sin filtros. ¿Por qué debería, entonces, «pulir» su lenguaje? Por otra parte, la sencillez no está peleada con la profundidad. En Francisco destaca su capacidad de expresar con eficacia, mediante frases cortas, conceptos complejos, sin hacerles perder su sentido más íntimo. Claro que el riesgo de la instrumentalización está siempre presente, también Benedicto XVI afrontó graves crisis por discursos altos como el de Ratisbona. Bergoglio parece dispuesto a correr ese peligro, si eso le permite llegar a la gente.

-Colocar duchas entre los indigentes de la Plaza vaticana de San Pedro u otros gestos que ha tenido este Papa, ¿no dejan de ser metáforas que resumen la forma de obrar y el pontificado en estos dos años del Papa argentino?

-Exactamente, no son detalles superficiales. Se trata, como dice, de metáforas que sintetizan muy bien el sentido más profundo del Pontificado de Francisco: un tiempo de reforma pero, sobre todo, un tiempo de misericordia.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación