Cecilio Rodríguez cambia de verjas

Los paseantes del Retiro se preguntaban qué ocurriría para que esa valla estuviera desapareciendo ante sus ojos. Desde el área municipal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid llega la respuesta:tareas de mejora en la zona. Al parecer, se está renovando toda la verja que rodea los jardines –desde la entrada lateral que da a la avenida de Menéndez Pelayo hasta lo que era antiguamente la Casa de Fieras–, y que presentaba un aspecto muy deteriorado por el paso del tiempo. Una vez retirada la anterior, se va a proceder a instalar una nueva, de mayor calidad y que mantendrá la estética propia de la zona, aseguran.

Dentro de las 118 hectáreas que ocupa El Retiro, una pequeña parte lo forman los jardines de Cecilio Rodríguez, que llevan ese nombre en homenaje al hombre que entró en el parque como aprendiz de jardinero, a los 8 años, y terminó siendo jardinero mayor de este histórico paraje; más adelante, director de parques y jardines del Ayuntamiento madrileño.

En El Retiro también fue diseñada por él La Rosaleda, y además se ocupó de cuidar, desde 1918, la Casa de Fieras, donde hizo más visitables los paseos e incrementó el número de habitantes. La llegada de la Segunda República supuso su destitución por el nuevo Gobierno municipal, pero volvió a su antiguo cargo tras acabar la Guerra Civil. Los jardines que le sirven de homenaje los diseñó y llevó a cabo mucho antes de saber que terminarían llevando su nombre.

Destacan sus rincones recoletos, las fuentes de las gaviotas, regalo de la Embajada de Noruega; de la bellota, con el fruto del alcornoque justo en lo alto... También son distinguidos por sus árboles: tiene el honor de contar con importantes pinos; con un ejemplar de ciprés calvo, y otra joya, el arce plateado, con un tronco de varios metros de ancho. Este es uno de los seis árboles singulares que se encuentran en el parque de El Retiro.

Los Cecilio Rodríguez han sido elegidos durante mucho tiempo por los novios para sus fotografías de boda. De hecho, el pabellón del mismo lugar era el emplazamiento preferido para los matrimonios civiles que se celebraban en el Ayuntamiento, aunque durante años se suspendió este uso. Si algo llama la atención de quienes visitan los jardines es la presencia de pavos reales, con sus espectaculares penachos de plumas multicolores y su no menos espectaculares graznidos. Caminan entre los paseantes con una tranquilidad que sólo da la costumbre.