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la nada nadea

Tírate de la moto

En el órdago de Mas no perderá el Estado, ni siquiera perderá Rajoy. Perderá el farolero de la Plaça de Sant Jaume. El problema es que nosotros, catalanes, vamos en su moto de paquete

juan carlos girauta

LOS convergentes han pasado los últimos años anunciando un choque de trenes con la prepotencia del maquinista suicida que juga a la Destrucción Mutua Asegurada, aquella reducción al absurdo que sirvió en la Guerra Fría para impedir un conflicto nuclear entre las dos súper potencias. La teoría de juegos ha estudiado el caso en profundidad. Hoy sabemos que la disuasión funcionó. Lo que no habría tenido el menor sentido es que Albania, o Costa de Marfil, o Andorra, hubieran pretendido jugar ese duelo estratégico con EEUU o con la URSS. Quiero decir que los choques de trenes exigen dos. Dos trenes. Y que quienes se dirigen de frente contra un mercancías subidos a una moto de trial son simplemente locos de vida corta.

En el órdago de Mas no perderá el Estado, ni siquiera perderá Rajoy. Perderá el farolero de la Plaça de Sant Jaume. El problema es que nosotros, catalanes, vamos en su moto de paquete. Se ha instalado aquí la arrogante convicción de que el Estado no se atreverá a responder a los hechos consumados de una secesión que ya se ha puesto en marcha. Es un error imperdonable. Los Estados realizan la idea de razón.

En realidad, son la razón. No me obliguen a tirar de idealismo alemán, que no cabe. Sostengo algo bastante simple en la práctica: salvo que su pueblo y sus instituciones lo deseen, es imposible que un Estado de verdad asista impasible a su fragmentación territorial. Especialmente si se encuadra en la Unión Europea, un gran proyecto de unidad que aglutina antiquísimas y poderosísimas fuerzas morales y materiales.

En democracia, habrá mil formas de tratar el problema, sujetas además a los cambiantes estilos de los gobernantes de turno. Sólo hay una cosa que no sucederá, por muy lerdos que fueran quienes llevan las riendas de España, que no es el caso: aquietarse. Con buenas o malas palabras, se impedirá la secesión. Y bastará una chispa -una chispa inconcebible en la Europa contemporánea- para acabar en una hora con la aventura. Tírate de la moto.

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