Suscribete a
ABC Premium

EL ÁNGULO OSCURO

Una víctima del sistema

Juan Manuel de Prada

MIENTRAS Jordi Pujol, gran prohombre de nuestra democracia, era vituperado por los hombrines que antaño mamaban de su teta (más próvida que la cabra Amaltea), ha tenido que ser una prohembra, moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pecho (como diría el ... buen Sancho de Aldonza Lorenzo), quien saliera gallardamente en su defensa. La semana pasada, para escándalo de gente sugestionable, la garrida Pilar Rahola escribía en un tuit que, aunque Pujol no sea ningún santo, «es nuestro padre y una víctima del sistema». En el reconocimiento de la paternidad simbólica de Pujol hay un patetismo hondo, un agradecido reconocimiento al pionero venerable que nos conmueve casi tanto como cuando Areúsa llama paladinamente «madre» a Celestina. Y en la caracterización de Pujol como una «víctima del sistema», enseguida piensa uno en aquellos pícaros de nuestro Siglo de Oro, víctimas de las terribles condiciones de miseria que los rodeaban, de su poco honrosa cuna y de la perfidia de sus semejantes.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia