Eurovisión 2014: Rusia y Ucrania dirimen sus diferencias en la primera semifinal

La polémica de la noche se centrará en la gran rivalidad entre Ucrania y Rusia tras los últimos acontecimientos en Crimea y la zona este del país ucraniano. El azar quiso que ambas naciones quedaran encuadradas en esta misma semifinal para poner a prueba sus, hasta ahora, buenas relaciones eurovisivas con habituales reparto de puntos entre sí. Al conflicto político, se suma también el posible ambiente hostil que encuentren las gemelas rusas Tolmachevy por la política exterior de Putin y el apoyo a una ola homófoba que se extiende por toda el país y que choca frontalmente con el apoyo manifiesto del festival a la comunidad gay. Para conseguir el pase, los rusos no han escatimado en esfuerzos y presentarán sobre el escenario un balancín que acaba convirtiéndose en una pequeña barca a vela, colores brillantes y una lluvia de fuego al final de la canción. Mientras, la ucraniana Mariya Yaremchuk intentará batir al dúo ruso con su canción «Tik Tok» y una puesta en escena singular con una rueda girando a la que se sube en un baile armónico junto a un figurante.

Azerbaiyán, una fija en la zona alta de la tabla cada año, se apoya en la delicada voz de Dilara Kamizova y su balada «Start a fire». Abonados también al espectáculo, en este ocasión los azeríes adornarán la escenografía con una trapecista colgada de un columpio y distintos fondos donde se combinarán rascacielos, mezquitas y obeliscos que cambian de tonalidad. Un país que no ha logrado nunca el pase a la final también deposita sus esperanzas en el deslumbre visual: el montenegrino Sergej Ćetković saltará al escenario acompañado de una patinadora, una clara imitación de la actuación del ruso Dima Bilan que le dio el triunfo en el año 2008 al contar con la colaboración de un patinador de hielo.

Aunque Armenia y Suecia parten como favoritas, el húngaro András Kállay-Saunders está en el grupo de las posibles sorpresas con su potente «Running», un tema que denuncia el maltrato infantil. Un piano, dos bailarines y tres coristas acompañarán al intérprete de origen norteamericano en la candidatura que puede darle a Hungría su primer triunfo eurovisivo. El factor sentimental también será importante en «Mother», la balada que el cantante belga Axel Hirsoux dedica a su madre y que muchos dan como segura en la final. Lo mismo se augura de sus vecinos neerlandeses, que tras pasar el año pasado por primera vez gracias a Anouk después de nueve ediciones, en esta ocasión confían en la pareja formada por Ilse DeLange y Waylon y su tema de corte country «Calm after the storm».

Tras su ausencia en Malmö, Portugal regresa a Eurovisión para aportar ritmo y color a la gala con Suzy y su canción «Quero Ser Tua». La joven de Figueira da Foz cae en el tópico en su actuación al contar con percusionistas y bailarines abanderados, pero tiene a su favor ser, probablemente, la actuación más enérgica de la noche.

Quien no sabe que más necesita para pasar a la final es Valentina Monetta. La representante de San Marino acude por tercera vez consecutiva al certamen con la intención de romper el maleficio y lograr finalmente la clasificación. Lo hará de nuevo con un tema de Ralph Siegel y emergiendo de una concha gigante en mitad del escenario, aunque las apuestas no le son favorables. Como tampoco a Letonia, Islandia, Albania y Moldavia, que intentarán darle la vuelta a las predicciones y sobrevivir a esta semifinal en la que los jurados serán los responsables del 50 por ciento de las votaciones. La otra mitad corresponderá a los telespectadores a través del televoto. Los diez países con mejor puntuación pasarán a la final del sábado.