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«El Pocero» aún se levanta a echar hormigón

Tras el fiasco en Guinea y verse obligado vender su barco y el avión privado por la crisis, ABC descubre qué ha sido de Francisco Hernando y su familia

«El Pocero» aún se levanta a echar hormigón

a. l. jiménez

«Ya no tenemos ningún yate -nos aclara Francisco Hernando Jr., hijo mayor de «El Pocero»-, en mi familia tenemos un dicho: si da para carne, se come carne, si no, pollo», y fieles a esta máxima se deshicieron del mayor yate de lujo con bandera española, el Clarena II, que sigue fondeando las aguas de nuestras costas aunque hoy rebautizado como Azteca por su nuevo propietario: Ricardo Salinas Pliego. Atrás quedaron los tiempos en los que la familia poseía la mejor flota de «jets» privados y su yate superaba en eslora al Fortuna de la Familia Real... «Pero no olvidemos que mi padre fue de los primeros en tener un barco grande en el 87 (un 30 metros) y siempre los ha matriculado en España, no como otros....», matiza el primogénito de Hernando, de 44 años de edad.

Pero, ¿qué fue de Francisco Hernando, alias Paco «El Pocero», ese hombre que empezó reciclando basura, se dedicó a la recogida del cereal, fue repartidor de agua entre los obreros de la constructora Urbis, vació alcantarillas y en 2009 se convirtió en una de las mayores fortunas de España? En el 2003 saltó a la palestra mediática cuando el alcalde de Seseña (Toledo), José Luis Martín (para quien la Fiscalía pide cuatro años por delitos de prevaricación y blanqueo), le convertía en promotor único de una de las mayores urbanizaciones de España (y la mayor obra privada de nuestro país): 13.000 pisos sobre dos millones de metros cuadrados. «Hoy todo ha terminado para nosotros -asegura sin entrar en detalles, Francisco Hernando Jr.-. Por fin está todo arreglado y los vecinos, contentos».

La joya de la familia

Del Grupo Francisco Hernando dependía su pequeña «joya»: la empresa Onde 2.000, sello madre del residencial de Seseña. Para el constructor trabajaban a diario 3.000 personas. De ellas, más de un millar estaba en nómina con contratos que no desciendían de los 1.400 euros netos mensuales. ¿Y ahora?: «Estamos en los cuarteles de invierno, pero no retirados. A mi padre no le jubila nadie, ¡con decirte que sigue levantándose a echar hormigón !». No hay capital externo a la familia en la constructora de los Hernando. Allí trabajan los cuatro hijos de El Pocero, que le han dado diez nietos que hacen sus delicias...

«Y, por cierto, mi padre está ahora en España -matiza el primogénito-. En este momento, abordamos proyectos de menor índole, pero en nuestro país. Gestionamos suelo calificado que ya era nuestro y no sólo nos ocupamos de viviendas, sino también terciario -o limpio- como oficinas, hospitales, hoteles....».

Mientras, intentan resolver sus problemas con Guinea Ecuatorial, que fue el caladero donde el empresario intentó continuar su expansión inmobiliaria a través de Onde 2000. Para ello se ha encomendado al Ciadi -Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones- de quien espera la resolución del pleito contra el país africano. Pero en el organismo de arbitraje internacional dependiente del Banco Mundial hay casos pendientes de resolución desde hace más de 10 años. Recordemos que en el 2008 Hernando comunicó que había alcanzado acuerdos con el país que preside Obiang Nguema para levantar diferentes complejos residenciales en Malabo y Bata, con una inversión de 1.000 millones de euros.

El principio del fin

El proyecto no se inició, aunque el empresario tenía toda la maquinaria necesaria preparada en un puerto español para trasladarla al Estado africano. En marzo de 2012 se produjo la demanda y justo ese año, Hernando anunciaba proyectos importantes que verían la luz «entre 2013 y 2014, ya que en estos momentos estamos negociando un importante encargo de construcción en un país árabe». Hasta donde sabemos, se trataba de Arabia Saudí... «Como ves -refiere el hijo mayor de El Pocero- ni estamos tan vivos como antes ni tan muertos como algunos quieren hacer creer. Pero mi padre ya no suelta prenda. Intentó llevarse bien con la prensa, pero no fue posible. Ahora prefiere no hablar. Quiere paz. Y no exponernos. Recuerda que casi me secuestran en el 2008, por lo que conservo 36 puntos en la cabeza, a causa de los culatazos de la pistola al resistirme. Salía de las oficinas de Onde 2000 y me acorralaron dos coches. ¡Incluso tenían preparado un zulo para mí, en Perales!... ¿Se acuerda del responsable del caso Arni y de El Nani?, pues no digo más. Por eso, cuanto menos hablemos, mejor. Estamos cansados. Quizá cometimos errores, pero tanta gente y tantos medios quisieron hacernos daño, que lo más sensato es trabajar y callar».

¿Y qué tal ha quedado la familia Hernando con quien fuera vuestro dircom, Urdaci? La respuesta es rotunda: «Alfredo ha demostrado ser un gran trabajador, buen consejero para mi padre, gran persona y, por primera vez en el trabajo, yo he ganado un amigo».

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