Tita Thyssen y Borja, condenados a entenderse

Distanciados desde hace años tras la negativa de Carmen Cervera de aceptar el matrimonio de su hijo con Blanca Cuesta , durante todo este tiempo solo ha habido ataques a través de terceros o portadas de revistas y denuncias en los juzgados. Borja reclamó por vía legal el Goya de la colección privada que dice es suyo mientras su madre le denunciaba por revelación de secreto. Alejados, sin ningún tipo de comunicación, a día de hoy la baronesa no ha visto crecer a sus tres nietos.

Con un cuarto hijo en camino , Borja y Blanca no pueden ocultar a todos sus amigos que están felices. Volcados en el cuidado de los niños, están disfrutando de la vida familiar que Borja nunca tuvo . Su objetivo es que sus hijos hagan vida normal, en el colegio y con amigos, que no fue precisamente la infancia que él conoció. Concilian su labor de padres con las inversiones de Borja y las exposiciones de pintura de Blanca, que ahora ha tenido que aparcar, ya que embarazada dejó de pintar por el fuerte olor de los pigmentos.

Pero todos, Blanca incluida, son conscientes desde hace tiempo de que había que llegar a un entendimiento con la baronesa por el bien de la colección, que Tita siempre ha querido que se quede en España. En plena crisis económica, Carmen es consciente de que no son tiempos para lanzar órdagos al Ministerio de Cultura, pero también de que conseguir un alquiler a largo plazo, veinte o treinta años, sería la fórmula más adecuada. Pero, claro, para que eso se rubrique la baronesa debe llegar antes a un entendimiento con su hijo Borja, a fin de negociar juntos en un solo equipo y no disgregar el poder, impidiendo así un acuerdo satisfactorio, tanto para ellos como para el ministerio. De momento los abogados ya están reuniéndose, aunque eso no implique que las cosas hayan cambiado mucho de puertas para adentro. Es un primer paso, y eso es lo que importa.