Priscilla, la fisio de Cristiano Ronaldo: «Tiene el cuerpo perfecto, con unos musculitos bien dibujaditos»
Hughes se pone en manos de la mujer que mejor conoce a los deportistas de élite. Es brasileña, una de las mejores fisioterapeutas de España y sueña con ir al Mundial
Hughes
La fisioterapeuta de Cristiano es brasileña, ha trabajado en el Hotel Villamagna y ahora en el Radisson Blu, en la calle Moratín. Del portugués habla mejor que Mendes: «Es un chico educado y puntual. He conocido muchos deportistas, pero como el cuerpo de Cristiano ninguno ... . Es perfecto. Todos los musculitos tan bien dibujaditos…». Tras haber tenido en sus manos a Cristiano, el Stradivarius de los cuerpos, da cierto apuro que le vaya a tocar a uno . «Nunca comparo, porque si me pusiera a comparar…».
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Ya en la camilla me sorprendo tensando un glúteo, como queriendo salvar una nalga del ridículo. Pasado el instante me doy cuenta de lo absurdo del propósito y me abandono a mi condición de hombre-masa (creo que a esto precisamente se refería Ortega). Mientras trata de encontrarme los músculos que vienen en los libros suena una música relajante de ambientación china. Esto relaja, pero empiezo a pensar en rollitos de primavera. Hay una ortodoxia ya superada acerca de lo relajante. Priscilla trata a muchos futbolistas del Madrid y del Atleti, pero se queda con Cristiano y con Arda Turan: «Es estupendo, atento y siempre piensa en los demás. Además es muy detallista, me trae dulces de Turquía». Los futbolistas demandan constantes cuidados. «Lo que más les gusta es estirar». No es raro que tras los partidos, cuando todos pensamos que están en las discotecas, estén haciendo de timbas de parchís y elongando. Elonga que te elonga. «Cristiano, por ejemplo, es excelente, no está así por casualidad».
Los Gasol
Vives mejor que un músculo de Ronaldo, podríamos decir. Tras el entrenamiento, se lleva trabajo a casa y al terminar se introduce en una piscina llena de hielos, como una botella de champán esperando a Irina en su cubitera. «Una vez la vi salir de la piscina (a lo Ursula Andress) y es absolutamente perfecta». Priscilla trata a más gente. Incluso trata a periodistas. «Están siempre con el móvil y son los más contracturados». Muscularmente, el mundo se divide en tres: la gente normal, los deportistas y Cristiano Ronaldo. Ni siquiera los Gasol llegan a su nivel de perfeccionismo. «Son magníficos, lo único es que la mitad del cuerpo se les sale de la camilla». Ante mis quejas por el dolor del masaje (me retuerzo como un gusano melodramático) ella se sorprende: «Si casi no hago fuerza. Con este nivel de presión no podría entrar en el músculo del futbolista. Cuando les hago el masaje a ellos tengo que hacer muchísima presión para penetrar en su fibra». Ah, el músculo del futbolista es como la mente de un genio. Algo difícil, impenetrable. Su músculo es su psique y Priscilla su Dra. Melfi.
«Escribe muy claro que soy fisioterapeuta». Hay mucha gente que se confunde. La camilla tiene una oquedad donde encajar el rostro (esto proporciona una perspectiva de avestruz muy agradable). Me pregunto si alguien alguna vez intentó encajar otra cosa. «Un día un señor me dejó un billete de quinientos euros junto al aceite y le tuve que decir que era muy bonito (el billete), pero que lo guardara. Otro me dijo que le dolía el abductor. Aquí, le preguntaba yo. No, no, más arriba”. Y subía y subía hasta un punto en que ya no había abductor. Queda gente tan sicalíptica que aún pregunta por masajes con final feliz. Pero lo suyo son masajes sin final. “Una vez estuve siete horas tratando a un señor”. Tras ese tiempo yo acabaría licuado.
Ir al Mundial
Ha podido tratar a muchos famosos, incluso algunos que tuvo en póster como Bon Jovi y Mel Gibson. «Eran mis ídolos, tan guapos, pero cuando los vi en la camilla…». Por la cara que pone Bon Jovi tiene que ser como Quique Camoiras con pelazo. En el momento menos ardoroso del masaje tdo es tan agradable que me abandono a la ensoñación de que soy el Sha de Persia y puedo emitir mi propio papel moneda.
Mientras prosigue su manipulación, se queja de que los equipos de fútbol no admitan fisioterapeutas femeninas. «Como el dolor es muy subjetivo, piensan que un futbolista querría prolongar el tratamiento para estar con la masajista. Qué tontería. Como si no les sobraran las mujeres». Es un tabú del fútbol. Pero los futbolistas, que no son tontos y conocen su mezcla de dulzura, técnica y fuerza digital, se la van recomendando unos a otros. Ella no pierde la esperanza y espera poder acompañar a los futbolistas a la Copa del Mundo de Brasil: «Ojalá pueda ir con la Selección Española. Tengo buenos amigos en el staff técnico».
«Hoy no te voy a meter mucha caña porque si no mañana no podrás ni andar» y mientras lo dice me toca como tocaría Felipe Campuzano un teclado de nudos. No, si me basta con poder mover las manos para escribir, replico. Aunque me imagino como Stephen Hawking ante el teclado. «Tienes que ir poco a poco». Uno tiene su orgullo, pero pronto asumo que para ella mi masa muscular es como la masa de una pizza para un pizzaiolo. Podría levantarme en volandas y ponerme pepperoni. Antes de acabar me estira del pelo como si me tonificara los bulbos. Me levanto con el peinado de Punset y casi su mismo cuerpo. Me siento distinto, aliviado de una innecesaria tensión interna. Nunca seré Cristiano, pero quizás mañana camine como camina él antes de tirar las faltas. Al menos, ya tenemos una cosa en común. A los dos nos elongó Priscilla.
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Priscilla, la fisio de Cristiano Ronaldo: «Tiene el cuerpo perfecto, con unos musculitos bien dibujaditos»
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