Felipe Juan Froilán se adapta a su nueva vida en el internado de Sigüenza

Felipe ingresaba en el internado este lunes , aunque su madre, acompañada por su secretario, Carlos García Revenga, visitó el colegio el pasado miércoles, noticia que no pasó inadvertida entre los vecinos del pueblo. «Al principio me lo dijeron por la calle, pero luego me lo confirmaron desde el colegio», cuenta una empresaria de la zona cuyos hijos han estado matriculados en el centro y que conoce a algunos de sus profesores. «Es un lugar de prestigio y nunca han tenido ni un problema», comenta. De hecho, se muestra molesta hablando con otra compañera sobre los comentarios negativos que se han vertido en algún programa de televisión. «Es un buen sitio y el director es una persona muy preparada y cercana a los chicos», asegura, refiriéndose a Miguel Ángel García Tabernero, director general del centro y que guarda con celoso escrúpulo, al igual que los demás profesores y trabajadores del colegio, la intimidad de sus alumnos.

De hecho, parece ser que el tutor académico del nieto mayor de Don Juan Carlos y Doña Sofía es el propio García Tabernero. En su mano estará, aparte de saber guiar al joven en el camino hacia el éxito escolar -según algunas informaciones, ha suspendido todas las asignaturas menos dos -, decidir con sus padres si los fines de semana puede volver a casa. Felipe, al igual que sus compañeros, pasará unas evaluaciones semanales que, junto con su comportamiento, decidirán si pasa el sábado y el domingo en Madrid o en Sigüenza. Además, cuenta con otros dos tutores de grupo, que vigilarán que él y sus compañeros descansen toda la noche. Una muestra más de la educación que recibirá durante este mes, basada en la «austeridad» y «en el espíritu de sacrificio y servicio a los demás», según indican en la página web de la Sagrada Familia.

El hijo de la Infanta Elena, al igual que los demás internos, debe levantarse todos los días a las 8 de la mañana para ingresar en las clases a las 9 en punto. Felipe estudiará materias como matemáticas, lengua o ciencias naturales durante cuatro horas, con media hora de recreo, en el que los chicos de los cursos superiores aprovechan para salir, comprar algo en los establecimientos cercanos y charlar con sus compañeros. A las dos de la tarde Felipe baja al comedor, que este año ha sido ampliado. Una hora para comer y disfrutar de un descanso antes de volver al estudio, hasta las seis. Entonces llega el momento del deporte: los alumnos se cambian y se dirigen a «El Oasis», situado en la ladera del imponente castillo de Sigüenza. Allí, según algunos de sus compañeros, Felipe ha aprovechado para jugar al baloncesto y empezar a conocer a nuevos amigos. A las ocho de la tarde los alumnos vuelven al colegio para cenar y ponerse de nuevo manos a la obra con el estudio. Justo antes de ir a dormir -las luces se apagan a las once-, el colegio les deja media hora para utilizar sus móviles.

En definitiva, Felipe pasará un mes totalmente centrado en sus estudios y alejado de distracciones .