Y después de noquear a la dirección de ETA, ¿qué?

Es una prioridad, pese a que hace cuatro años ETA anunció el cese definitivo de su actividad terrorista. De hecho, en los últimos meses se han reabierto varios casos tras aportar las Fuerzas de Seguridad nuevos datos. El último, de momento, ha sido el asesinato, en 1995, del comandante del Ejército de Tierra Luciano Cortizo. Las investigaciones han permitido imputar a la excabecilla Soledad Iparragirre «Anboto», y al pistolero Sergio Polo «Lur».

Tras el cese definitivo de la actividad terrorista, la banda no ha exigido el «impuesto revolucionario». Pero se nutre de «aportaciones voluntarias». Se ha detectado, además, que recibe dinero de las familias de los etarras. Es en propia mano y por ello resulta difícil investigarlo. De todas formas, ETA gasta ahora menos, porque tiene poca gente para mantener y, además, cometer atentados costaba dinero.

Son los terroristas que siguen «operativos» , y cuya función son las labores de mantenimiento de la banda. Si son detenidos, ETA desaparecerá por «difuminación».

Siguen los actos de «kale borroka». Alguien los impulsa. Hay que vigilar a grupos como Ibil o Amnistía ta Askatasuna para evitar lo ocurrido en Irlanda con el IRA auténtico.