Podemos tras Tsipras, ¿y ahora qué?

Aunque el origen de Syriza se remonta a 2004, las similitudes entre el partido de que lidera Alexis Tsipras y el de Pablo Iglesias no han parado de establecerse desde que surgiera Podemos a comienzos del año pasado. Ambas formaciones no solo comparten programa e ideología, sino también una «amistad» que ha llevado a los dos líderes a acudir a mítines en uno y otro país.

Fue en el acto final de campaña de las elecciones griegas de enero de 2015 cuando Pablo Iglesias apareció de manera estelar para apoyar al líder de Syriza. Ambos, para demostrar los lazos que los unen, se fundieron en un abrazo. « El cambio en Grecia se lama Syriza, en España se llama Podemos . La esperanza llega. Hasta la victoria Syriza-Podemos», gritaba entonces un Pablo Iglesias emocionado ante los diez mil asistentes al mítin.

El pasado 11 de julio, ya en Vallecas, Iglesias celebraba el resultado del referéndum griego que, más tarde, Tsipras omitió para aceptar el rescate griego. «¡Espera Alexis, que ya llegamos y vamos a ser más fuertes!», gritaba en Madrid. Reivindicaba entonces unos vínculos con el partido hermano Syriza , al que abraza y suelta intermitentemente. Alardeó de la firmeza del primer ministro griego y mientras acusaba a Europa de lanzar un órdago con la convocatoria del referéndum.

Meses antes, en noviembre de 2014, Alexis Tsipras también acudió al congreso del partido en el que Pablo Iglesias fue proclamado secretario general –visita por la que Podemos pagó casi 6.000 euros para que el líder de Syriza viniera hasta España –.

«Con Syriza nos une un programa de recuperación soberana y un programa que replantee la cuestión de la deuda para llevar a cabo un plan de rescate ciudadano que corrija las políticas de desastre de la troika», dijo Iglesias en una visita a Atenas para reunirse con Tsipras el pasado octubre. « Podemos puede convertirse en otra Syriza para Europa, en la Syriza española », clamó el líder heleno.

¿Seguirá Pablo Iglesias haciendo comparaciones de su partido con Syriza? Ante el escenario actual que se dibuja en Grecia, Iglesias y los suyos tendrán que replantearse si cambiar sus referentes apenas cuatro meses antes de las elecciones generales en España.