Un coronel de la Guardia Civil confirma los viajes de Ferrusola y sus hijos a Andorra

El guardia civil ha admitido que durante su época en Andorra tuvo conocimiento de viajes continuados de la esposa de Jordi Pujol, Marta Ferrusola, y de algunos de los hijos del matrimonio, sin precisar quiénes. Se produjeron cada dos o tres meses entre 1991 y 1997, aproximadamente, recuerda.

Matas Zapata también ha confirmado la información de este diario en cuanto a que la mujer del entonces presidente de la Generalitat y sus hijos iban en coche oficial acompañados de escoltas. Según explicó, cuando desempeñaba «funciones consulares» era él el encargado de pedir al Gobierno andorrano el permiso para que los escoltas -Mossos d'Esquadra- que viajaban con Marta Ferrusola pudieran entrar al Principado con sus armas, informa Europa Press.

Tras afirmar que él había informado a sus superiores diciendo que era extraña la asiduidad de estos viajes, ha insistido en que la prioridad no era investigar el fraude fiscal, sino el «dinero sucio», y que por entonces era difícil pensar que ese fuera el caso de la familia Pujol Ferrusola.

«Nadie podía pensar que fuera dinero sucio», ha remarcado, y ha reconocido que, aunque en su época en Andorra haya tenido conocimiento en alguna ocasión de delitos fiscales, no ha podido denunciarlos porque en el Principado existe el secreto bancario y le podían procesar por eso.

Explicó incluso que él -que reconoce haber hecho funciones parecidas a las de un espía en la búsqueda y control de información- consideraba peligroso a Pujol porque «quería controlar un poco demasiado» la figura de copríncipe andorrano que asume el obispo de La Seu d'Urgell (Lleida).

Por otro lado, Matas Zapata ha negado que sea él el guardia civil llamado Pepe que, según informó ABC , fue investigado por, presuntamente, colaborar con la familia del expresidente de la Generalitat. Aseguró que no conoce personalmente a ninguno de sus miembros.

En ese período --ha explicado-- la principal preocupación de España era la lucha contra el terrorismo, mientras que el fraude fiscal no era una prioridad siempre y cuando no se tratase de dinero obtenido de forma ilícita.

Explicó que ayudó a concertar una reunión extraoficial entre el exjefe de gobierno de Andorra Marc Forné y personas importantes del Gobierno español en la que se comentó que «España estaba dispuesta a tolerar hasta dos billones de pesetas en evasión fiscal si Andorra garantizaba el control del dinero sucio».