Antiterrorismo universal contra ETA

Un total de 25 etarras arrestados en el extranjero merma mucho el margen de maniobra de una organización criminal a la que en la actualidad le quedan 15 miembros operativos. Y eso que a estas cifras habría que añadir los arrestos practicados en este mismo plazo de tiempo en España. Por ejemplo, los ocho integrantes del «frente de cárceles» puestos a disposición de la Justicia por la Guardia Civil. Con este ritmo de bajas, en menos de dos años ETA podría verse reducida a unas simples siglas. A una organización disuelta «por las malas», ante su negativa a hacerlo «por las buenas», como se le ha venido reclamando.

Pero la Policía no baja la guardia. Hay medio centenar de etarras reclamados formalmente por la Justicia, y desde la Comisaría General de Información se trabaja para ponerlos a buen recaudo y así poder esclarecer los atentados aún no resueltos. Hay motivo para el optimismo, que no la euforia. En octubre de 2011, pocos días después del anuncio de cese de la violencia, la Policía, que no está en tregua, arrestaba en Bruselas a los etarras Ventura Tomé y Javier Aguirre. En enero de 2012, a Errnesto Prat en la localidad vasco francesa de Urrugne. En marzo de ese mismo año, a José Manuel Azkárate, «Manu», en Ciboure, y a Ibai Peña, en Bayona. En mayo caían en Bayona Oroitz Gurrutxaga, «Gurru», y Xabier Aranburu.

En junio de 2012 la Policía española llegaba hasta Roma para permitir la captura de Lander Fernández. Ese mismo mes, los datos aportados por la Comisaría General de Información llevaban al arresto en Londres de Antonio Troitiño, «Antxon», e Ignacio Lerín, «Belea». En agosto era detenido en Hendaya Iñaki Imaz, «Xabi», y en Londres, Keman Uranga, «Kurtz». Unos días después caía en Urrugne Arturo Villanueva. La misma suerte corría el etarra Saul Kurto, capturado en octubre en Puy de Dôme. Tampoco hubo impunidad para el veterano pistolero Raul Ángel Fuentes, «Antxon», detenido en noviembre en Liverpool. Muy seguro se sentía Joseba Gotzon Vizán en Río Janeiro, pero hasta allí llegó la información de la Policía española para arrestarlo en enero de 2013.

En febrero de ese año, acababa el tiempo de impunidad para los etarras Oier Ibarguren y Montxo Arkaitz, detenidos en la localidad francesa de Moulins, y en junio ocurría lo mismo, en Urrugne, con sus compañeros Joaquín Aranalde y Beñat Atorrasagasti. En septiembre, la Comisaría General de Información llegaba hasta la inaccesible Venezuela para conducir al arresto de Asier Guridi, «Gari». En octubre era detenida en la locaidad belga de Gante Natividad Jáuregi, «Pepona», que se encontraba huida desde 1979. El pasado mes de febrero volvía a ser detenido en Londres Antonio troitiño, a quien la justicia británica había puesto en libertad tras la decisión de Estrasburgo de liquidar la doctrina Parot. El nuevo aresto fue posible porque la Comisaría General de Información trasladó al juez datos que probaban que tras huir de España, Troitiño se había reincorporado a las estructuras de ETA. La lista culmina, de momento, con los arrestos, en México, de Juan Jesús Narváez e Itziar Alberdi, el 16 de febrero. Una lista que, sin embargo, aún no está cerrada.