«El cajero se ha quedado sin dinero»

Las cosas se han calmado desde que el gobierno anunciase el «corralito» el pasado fin de semana, provocando colas de cierto tamaño ante las expendedoras de las entidades bancarias. «Los cajeros normalmente se quedan sin dinero un lunes por la tarde si ha sido un fin de semana largo, pero el pasado sábado lo hicieron a las 8:30 de la mañana», explicó ayer martes un empleado bancario al diario «Cyprus Mail». Según este periódico, el Banco Central dio instrucciones a las diferentes entidades de continuar reponiendo los cajeros durante el fin de semana, pero el lunes la mayoría de las sucursales se habían quedado sin liquidez y tuvieron que pedir un envío extra de billetes a las autoridades financieras.

Algunos periódicos chipriotas muestran este miércoles caricaturas de personas recibiendo un rasurado expreso en la puerta de un banco (a las medidas de austeridad exigidas le llaman por aquí «el corte de pelo»). Las sucursales permanecerán cerradas hasta el jueves, por lo que los cajeros son la única forma de hacerse con efectivo. Desaparecido el pánico a que el rescate se lleve por delante los depósitos de los pequeños ahorradores, la gente ya no se pelea por sacar los mil euros al día que permite la máquina, como en los primeros momentos.

Pero los problemas persisten, al menos en algunas zonas de la ciudad, tal y como ha comprobado ABC. En una oficina del Banco de Chipre de la calle Arzobispo Makario III, divisamos a seis personas haciendo cola. Nos aproximamos, pero al llegar, la fila comienza a diluirse. «No funciona», nos dice un joven que se da la vuelta hacia nosotros.

«¿Se ha quedado sin billetes?», preguntamos. «Es lo más probable. Este tipo de allí es el último que ha podido sacar algo», dice, señalando a un hombre de camisa blanca que se aleja. El joven saca su teléfono móvil y toma una foto del número del cajero, para reportarlo a la sede y que acudan a reponerlo.

Nos encontramos con otros dos cajeros vacíos, que «en este momento no pueden completar la operación». Son las doce del mediodía, tal vez un poco tarde: empezamos a pensar que mañana habrá que intentarlo más temprano si queremos algo de efectivo. Pero al cuarto intento, en una sucursal del Banco Popular de Chipre de la calle Ledra, conseguimos sacar dinero sin mayor problema.

La situación dista de ser desesperada, pero esta escena se repite por toda la ciudad: en los cajeros en los que hay gente esperando, no tarda en formarse una pequeña cola, pues significa que la máquina todavía tiene dinero. La fila se mantiene hasta que, invariablemente, los billetes se agotan. Entonces, los sufridos clientes se dispersan en busca de otra sucursal con algo de liquidez.

La Asociación de Bancos Chipriotas ha emitido un comunicado diciendo que «en cooperación con el Banco Central de Chipre, los bancos están realizando todos los esfuerzos posibles para que las necesidades crecientes de efectivo entre el público sean continuamente satisfechas a través de los cajeros automáticos».

Mientras tanto, las entidades se preparan para una posible jornada de caos en el momento en que las sucursales vuelvan a abrir sus puertas. Todo apunta a que se permitirá retirar en el acto un máximo de 10.000 euros, y que se exigirán 24 horas de espera para cantidades hasta 200.000 euros. La gran incógnita, ahora, es cómo reaccionarán los chipriotas.