El Cordobés: «Quiero vivir dos mil años y contar a los cuatro Califas lo que pasa por aquí»

No cabía ni un zapato más en la sala Bienvenida, donde el protagonista apareció con su sonrisa perenne y los brazos aupados en gesto de victoria. El Cordobés acababa de descubrir un azulejo en recuerdo de aquella fecha de hace medio siglo, cuando se inmortalizó la frase que dedicó a su hermana: «O te compro una casa o te visto de luto». Gloria y sangre hubo: oreja y cornada. Días después, en la Corrida de Beneficencia, llegaría su primera Puerta Grande. Hasta ocho conquistó el fenómeno que representó la época de los Beatles y el seiscientos: «Madrid es mi casa, a la que tanto quiero y debo, y a la que tan orgulloso estoy de pertenecer. Esta placa no es mía, es de todos», dijo emocionado.

Con el público rendido a su ingenio y entre continuas ovaciones, Benítez glosó parte de su vida, la de la España de la remolacha, las penurias, su época de robagallinas, su salto de espontáneo, sus días en el calabozo... «De la nada al todo», como él mismo reconoció.

El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, ensalzó a «un genio y figura que es ejemplo de entrega, lucha y superación». «Necesitaríamos muchos Manuel Benítez ahora. Puso el toreo patas arriba, cogió una fama inmensa y no se confirmó solo como gran figura sino como toda una leyenda». Un mito cuya popularidad suma y sigue a sus 78 años. Muchos más espera alcanzar: «Quiero vivir dos mil años y contarles a los otro cuatro Califas lo que pasar por aquí abajo», dijo el quinto integrante del califanot entre los aplausos de sus seguidores, entre los que había toreros, ganaderos, empresarios, políticos, aficionados, nobles y plebeyos. La Monumental rendida a su arrolladora personalidad en un acto dirigido por Carlos Abella y que arrancó Gonzalo Bienvenida para hablar con el respeto que siempre caracterizó a su torera familia.