Victorino: «La sociedad debería aprender del toro bravo»

Este merecido reconocimiento llega con el calendario plagado de efemérides : se cumplen cien años de la venta de ganado del Conde de Santacoloma al Marqués de Albaserrada, cuarenta de su debut en San Isidro y treinta de la famosa Corrida del Siglo y del indulto de «Velador», el único toro al que se le ha perdonado la vida en Madrid.

El ganadero recibió la noticia en su finca cacereña, refugio de la bravura. A pocos metros de sus cárdenos, repasó su campaña: «Ha sido buenísima. Hemos resucitado tras tiempos peores por los saneamientos. Pero esta temporada ha sido muy importante, con mucha regularidad. Hemos lidiado catorce corridas completas , sin remiendos, y dos toros en concursos». Destaca ejemplares en escenarios de primera como Madrid, Sevilla, Bilbao y Valencia. «Y otras tardes muy redondas en Santander, Gijón, Castellón, Istres o Úbeda, con un indulto».

—¿Cuál es la pócima secreta para conquistar la gloria en España y Francia?

—Aquí no hay ninguna receta, solo criar el toro bravo, el elemento primordial de la Fiesta.

—Defínalo.

—El toro tiene que ser fiero y no eso de «toreable»... No hemos inventado nada nuevo.

Toma las riendas su hijo, heredero de la esencia de la bravura: «El toro es un animal con muchas virtudes que deben verse reflejadas en veinte minutos en el ruedo. Su comportamiento es un ejemplo para todos. Lo primero que debe tener es seriedad y, a partir de ahí, vender cara su vida con nobleza, bravura e inteligencia, porque un toro bravo no puede ser tonto», explica con temple Victorino II.

El progenitor, de breve pero encastado verbo, añade más: «El problema es que han inventado el toro fácil, sin emoción. Y eso no es la Fiesta...»

—¿Los victorinos de hoy son como los de antaño?

—Claro que sí, pero hay que saberlos torear. Y no los torea cualquiera.

—Más de doscientos matadores han despachado sus victorinos...

—Más los antiguos, como Ortega, Miguel Márquez, Ruiz Miguel, El Viti, Paco Camino. También los han matado Manzanares padre, Joselito, Ponce... Ahora van a lo cómodo, aunque por ejemplo El Cid se lanzó con nuestra divisa. Uno que anda bien es Fandiño. Pero en general la cosa está mal...

—¿El toreo es reflejo de la situación de España?

—Pues sí, ya lo decía Ortega y Gasset. Atravesamos un momento gravísimo, la situación es muy preocupante.

—¿Ni siquiera una máxima figura ganadera como usted se hace rica en el campo?

—¡En el campo sólo ganan dinero los futbolistas!

—Al menos sus toros no serán desahuciados al matadero...

—Eso nunca, y me da mucha pena los que se ven obligados a abandonar la ganadería. Afortunadamente, nosotros nos mantenemos y la gente reclama la emoción de nuestro hierro. La sociedad debería aprender del toro, de su simbología y su rito. Hace falta capacidad de sacrificio por el bien común.

—Este año ha sido también el de su reencuentro con Las Ventas, donde ha salido cuatro veces a hombros.

—Siempre será mi plaza, la más exigente. Que me perdonen las demás, pero Madrid es Madrid...

—En la capital acaba de recibir uno de sus innúmeros galardones, el de Cultura. ¡Y le llaman el «paleto»!

—Me encanta que me apoden así, porque soy de pueblo y porque en el toro nos lo han llamado a Domingo Ortega, un monstruo del toreo, y a mí.

Preguntamos al vástago sobre los valores que le ha inculcado Victorino Martín Andrés (Galapagar, 1929): «Es un espejo de honestidad, de sacrificio, de valentía y de lucha sin límites. Por eso, estoy especialmente orgulloso de que haya ganado el Premio de ABC, porque el toro es reconocido como patrimonio de nuestra Cultura española y porque hablamos del periódico que siempre ha mantenido una línea de lealtad absoluta a la defensa de las corridas de toros, al igual que mi padre». Toda una vida dedicada al tótem sagrado, a la preservación de su integridad y contra la desnaturalización de la naturaleza brava .