Elena Poniatowska quiere escribir la historia del último rey de Polonia

Entre otras cosas nos confesó que tiene un proyecto, que nunca ha retomado del todo, de contar la historia de Estanislao II Poniatowski, el último Rey de Polonia y ancestro suyo del siglo XVIII, cuya peripecia vital le conmueve: «Me cuesta mucho empezarlo porque no soy historiadora, pero a mí antes los reyes me parecían espeluznantes y ahora ya no, después de conocer esta historia»

Volviendo al presente, explicó que los Reyes habían elogiado su discurso y que le pidieron el texto, cuya fuerza y belleza todo el mundo comentaba. «Son lindísimos», dijo de Don Juan Carlos y Doña Sofía. «Ella me gusta muchísimo. Yo conocí a su abuela Federica, porque cuando tenía 20 años mis padres me mandaron a Grecia, en un viaje de estudios. La visité y me recibió durante media hora, a una chamaca babosa que yo era, ella estaba perdiendo obviamente su tiempo, pero fue muy cariñosa y atenta».

También comentó con los periodistas su encuentro de la víspera con el Príncipe: «Felipe me pareció un hombre muy inteligente, muy accesible, agradable y cercano, que me habló de la educación de sus hijas. Me confesó que su personaje preferido -y también el mío- es Mandela. Por luchón, por las batallas que ganó, por saber vivir en la cárcel, y mantenerse».

Paula, su hija, compartió con ABC algunos de sus recuerdos: «Todo sucede mientras mi madre está trabajando. Siempre fue así, desde niña la recuerdo igual, toda mi vida la vi trabajar sin pausa , y mientras ella escribía sin parar nosotros jugábamos alrededor, garabateábamos sus libros, incluso los de García Márquez. Es tan cierto que, desde niña y todavía hoy, nada me arrulla más que el sonido de una máquina de escribir». ¿Y como abuela? «Es incluyente, no suele decirles a sus nietos que se estén quietos», ni cuando entran como un ciclón en su casa de México. Ayer siete de sus diez nietos la acompañaban llenos de orgullo. Recibieron un cariñosísimo saludo de Doña Sofía. «¿Y el Rey?» preguntaba la más pequeña cuando ya la Reina la había besado.

También supimos que ese discurso unánimemente aplaudido lo cambió Poniatowska. Al principio había escrito otro texto que hablaba mucho más de Cervantes pero «se lo di a leer a una amiga y me dijo que estaba malo de la patada». La amiga, Marta Lamas, explicaba entre sonrisas a ABC que nunca empleó esa expresión y que el discurso «estaba muy bien escrito, pero era menos personal, hablaba menos ella y de sus obras». Su consejo dio como resultado una alocución emocionante, con fuerza cívica, un canto a México, a la lengua compartida y a los siglos en los que «los destartalados, los candorosos» han dado voz a nuestra cultura, desde los personajes de a pie de Cervantes. Los discursos vienen a menos, y así hallaremos su grandeza.