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Mohamed Chukri, rebautizado

La obra más conocida del escritor marroquí, traducida hasta ahora como «El pan desnudo», es reeditada bajo el título de «El pan a secas»

Mohamed Chukri, rebautizado ABC

LUÍS DE VEGA

La obra más conocida y difundida de uno de los escritores más importantes que ha parido Marruecos ha vuelto a ser reeditada en castellano después de años agotada. Y lo hace con un nuevo título según habían propuesto escritores como Juan Goytisolo o arabistas como Federico Arbós.

Efectivamente, «El pan desnudo» de Mohamed Chukri (1935-2003) ya no se llama así por influjo de traducciones hechas desde el francés. El mítico libro, prohibido durante muchos años por las autoridades del reino alauí, se titula ahora «El pan a secas», una expresión que refleja mucho mejor el sentimiento de crudeza que plasmó en sus páginas el autor rifeño de nacimiento y tangerino de adopción.

De la reedición del texto revisado por el autor se ha encargado Cabaret Voltaire y en ella aparece, por vez primera, el prólogo que Chukri escribió para la obra en 1982. «El pan a secas» ha sido traducido del árabe por la también marroquí Rajae Boumedian El Metni.

Autor maldito

«Madrugadores, trasnochadores, pesimistas y optimistas, rebeldes, adolescentes, cuerdos no olvidéis que el juego de la vida es más fuerte que nosotros. Es un juego mortal. Sólo lo podemos afrontar si vivimos nuestra propia muerte, nuestra aniquilación, sólo vivimos al límite en agradecimiento a la vida», nos dice el escritor en el rescatado prólogo.

Chukri forma parte de una serie de autores considerados malditos durante mucho tiempo en su propio país y en gran parte del mundo árabe por escupir a la cara del lector una realidad que todos sabían que les rodeaba pero de la que casi nadie se atrevía a hablar.

La mejor defensa del escritor, aunque muchos hablan de adornos novelados, es que «El pan desnudo» forma junto a «Tiempo de errores» y «Rostros, amores, maldiciones» la considerada como su trilogía autobiográfica y en ella Chukri habla de sí mismo y del Marruecos oscuro que le tocó vivir y sufrir.

«El pan a secas» se pasaba a escondidas debajo de los pupitres

Atraidos por lo prohibido no fueron pocos los marroquíes que, en sus años de instituto, conocieron «El pan a secas» pasándoselo a escondidas de los profesores por debajo de los pupitres.

La figura de Mohamed Chukri, fallecido en un hospital de Rabat en noviembre de 2003 y enterrado en un cementerio del barrio del Marshan a pocos metros del palacio real de Mohamed VI en Tánger, ha sido en gran medida restaurada por el Gobierno y en los últimos años se han editado incluso sus obras completas en árabe.

Pero su fama, como él mismo reconoció machaconamente, fue inversamente proporcional a sus ganancias. «Ni coche tengo», llegó a decirle unos meses antes de su muerte a este periodista mientras fotografiaba al escritor en su apartamento de Tánger.

Alguno de aquellos retratos forma parte de la muestra «La vida perra de Chukri», actualmente en Granada, que, partiendo de sus últimos días, recoge una treintena de fotografías que configuran una evocación de la obra del escritor en un recorrido por una parte importante de Marruecos.

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