Russian Red: «Lo del IVA es duro, pero hay que ver qué sucede»

-¿Qué cara se le quedó cuando le plantearon cantar en una película de Disney?

-Cara de sorpresa, la verdad. De pequeña me encantaban las películas de Disney y cantaba todas las bandas sonoras con mi hermana...

-¿Cuál era su favorita?

-Tengo un par. Yo creo que «La Sirenita» y «Aladdin» son las que me tocaron en el momento de mayor receptividad.

-O sea, que llegó al proyecto con una ilusión especial...

-Por supuesto, el ánimo era especialmente bueno y todo era muy fácil, porque ya estaba la película hecha, estaban las canciones... Las escuché, me pusieron algunas escenas, me hablaron de la historia y me tiré de cabeza al proyecto.

-¿Qué parte hay de imitación de las canciones originales... y qué parte es suya?

-Hay bastante imitación, porque querían mantener el aura de las canciones originales y el tono de la voz de Julie Fowlis. Mi voz y la suya pueden sonar parecidas, pero luego mi manera de cantar -sobre todo recientemente- es distinta. Tuve que hacer un ejercicio de vuelta a un registro que ya no utilizo tanto.

-Son sus primeras canciones en castellano. ¿Es muy distinto cantar en su idioma que hacerlo en inglés?

-Totalmente. Uno no canta como habla, y a pesar de que el español es mi lengua materna, a la hora de cantar la cabeza me lleva a otro sitio. Estábamos grabando me pedían que hiciera cosas con las eses que no me había planteado nunca.

-¿Qué le parece la subida del IVA sobre los productos culturales?

-¿Qué me va a parecer? Me parece una mala noticia, para el desarrollo cultural no creo que sea bueno. Pero claro, esto no es más que el principio de una decisión que ha tomado el Gobierno y tenemos que ver hacia dónde nos lleva. Todavía no tenemos las repercusiones reales, y todo apunta a que no van a ser demasiado buenas. Pero habrá que ver, ¿no?

-¿Le damos entonces un margen de confianza a la medida?

-Es que ni todo es blanco ni todo es negro. Esto es una medida muy dura y bastante negativa para el desarrollo cultural, pero bueno, vamos a ver qué sucede, y si el Gobierno decide retroceder cuando vea que esto no es positivo. O no, no sé... Me cuesta mucho enfrentarme de lleno a causas de cualquier tipo, siempre me mantengo un poco a la expectativa.

-El otro debate del momento es el del consumo de los productos culturales en Internet...

-Internet ha llegado a nuestras vidas para quedarse, y hay que buscar las fórmulas que hagan sostenible que la música y el cine sigan existiendo. Recuerdo que al principio, pues... lo típico, cuando eres adolescente te bajas música... ¡porque es gratis! De repente tienes tus canciones favoritas a un golpe de clic. Cuando vas teniendo más medios y adquieres determinada conciencia, te vuelves más cívico y aprendes a pagar por las cosas que quieres tener. Yo ahora consumo muchísimo a través de iTunes y de Spotify. Internet está aquí y luchar contra esa bestia solo nos puede dar problemas.

-¿Cómo es su trato diario con la fama? ¿Va tranquila por la calle?

-Antes era mucho más localizado, en los conciertos o en mi barrio. Últimamente veo que es más generalizado y me choca, la verdad, porque vivo totalmente ajena a eso. Por ejemplo, si voy a un Starbuck’s y me reconoce el camarero o voy al médico y me reconoce, es rarísimo. La gente siempre se acerca de manera amable, pero aún así choca bastante. Es muy reciente, de los últimos meses.

-¿Por qué cree que empiezan a reconocerla?

-Por la televisión, que sigue siendo una herramienta de difusión apabullante. Yo no tengo tele porque soy una dejada. Se me estropeó la antena y no la he arreglado.

-Después de «Brave», ¿qué hay en el horizonte?

-Tocamos en Galicia y Tarragona este fin de semana, y después me voy una semana a Nueva York de vacaciones.

-¿Y material nuevo?

-Ya hemos grabado algunas maquetas nuevas y me gustaría grabar en torno a marzo de 2013. El disco será mucho más eléctrico, porque desde que empecé el año he estado con la guitarra eléctrica, he descubierto nuevos sonidos y estoy muy contenta.