Lección de música en la celda de Chopin

Escenario de varios conciertos, con motivo de la celebración del Bicentenario del nacimiento de Chopin, en 2010, la Celda número 4 se transformará durante unos días, del 2 al 7 de julio , en el aula de las clases magistrales de canto que ofrecerá la mezzosoprano Ana Häsler , organizadas por la «Asociación Pianino» de Valldemossa.

«Están concebidas para cantantes de todos los niveles, tanto profesionales como estudiantes, y personas interesadas en acercarse a la voz como instrumento, a las que también les ofrezco distintas técnicas corporales, algo a lo que siempre he dado mucha importancia y que considero fundamentales», explica Ana Häsler a ABC.

La mezzo cubano-suiza (también tiene sangre francesa, canaria y andaluza), que se trasladó a vivir a Barcelona con 4 años y que actualmente está afincada en Mallorca, eligió este escenario para el curso tras conocerlo el año pasado a raíz de unos conciertos. «De hecho el último de ellos lo hice el 23 de junio en el que interpreté el "Viaje de Invierno" de Schubert , un repertorio muy adecuado para este lugar -matiza-. Es un privilegio dar las clases ahí porque además son las primeras que se imparten en este museo». Y, asegura, entre risas, que esta es «la verdadera celda de Chopin, en la que estuvo alojado con George Sand. Y está llena de energía».

Cada uno de los quince alumnos que participan en estas clases magistrales acudirá con su repertorio, «aunque también he querido dar cierta relevancia a la obra de Montsalvatge, del que se celebra este año el Centenario de su nacimiento». Un compositor al que conoce bien, y del que ha interpretado, entre otras, sus «Canciones negras». « Además tengo previsto este año participar en varios homenajes», añade.

Nacida en el seno de una familia de artistas (su padre era pintor y músico aficionado, uno de sus hermanos es también pintor y escultor, mientras otro es poeta), Häsler, que en un momento de su infancia quiso ser actriz, se decantó finalmente por la música formándose en los conservatorios de Barcelona, Viena y en la Escuela Superior de Música Reina Sofía , donde recibió clases de Teresa Berganza, que acababa de sustituir en la Cátedra de Canto a Alfredo Kraus.

La mezzosoprano madrileña ha sido un «referente» para Häsler en el repertorio español, por supuesto, pero también en papeles tan emblemáticos como Carmen , «ella ha sido una de las mejores de la historia», o Dorabella .

En cuanto a qué consejos recuerda de Berganza, se refiere a aquellos que van ligados a la experiencia profesional, «que solo una persona que está cantando sobre un escenario te puede dar. Ella decía que para cantar Carmen vocalizaba en el camerino "La Cenerentola". Yo lo puse en práctica y es verdad...», se ríe. «La idea es que para cantar un repertorio más dramático es muy bueno seguir manteniendo y prepararte con tus agilidades y el repertorio más ligero, porque ese es el que mantiene la frescura».

En cuanto a su propio repertorio, su cuerda vocal la situa en lo que ella califica como «una mezzo de la frontera», que a veces puede abordar papeles de soprano y otros de mezzo. «Tengo una voz difícilmente clasificable. El mundo de la ópera es complejo y lleno de detalles, y el cantante tiene que desarrollarlos todos. Poder cantar muy ligado, hacer un repertorio un poco más dramático... No soy partidaria de la especialización -subraya-, porque eso te impide abarcar otras muchas cosas. Por ese motivo, yo he llegado acruzar determinadas fronteras», reconoce.

Apasionada de Wagner , «lo debuté en 2004 en Munich con Zubin Mehta , haciendo una de las walkirias, y ahora voy a repetir el título en el Liceo en 2014», considera que este repertorio no tiene porque cerrarle otros caminos. «No hay marcha atrás si te especializas porque difícilmente vuelves a cantar repertorios más ligeros y hacer la canción de una manera fresca, puede repercutir en el instrumento y en su flexibilidad, que es lo que el cantante tiene que mantener siempre -asegura-.Una cosa es meterse de cabeza en los circuitos wagnerianos y otra cantarlo en momentos puntuales».

Lo que tiene muy claro Ana Häsler es que le gusta abordar retos, y que es la propia vida la que determine que camino debe tomar. Así en su agenda compagina la ópera con los conciertos y los recitales, «que me encantan». La zarzuela, género en el que debutó hace más de una década con «Los gavilanes», lo tiene más aparcado «porque te descubren en él y te quedas ahí. Es muy loable como una base en tu carrera, pero en la vida siempre tienes que elegir porque no puedes hacerlo todo».

Asegura que no le da miedo que la encasillen «porque no puedo tener una trayectoria más variada de la que tengo. No me pueden encasillar. Al contrario, me he encontrado con personas que me han dicho que me centre. Pero no puedo hacerlo porque nunca me he planteado una carrera premeditada. He hecho lo que más me ha interesado. He cantado con casi todas las orquestas españolas, con muchos directores... No me importa que me llamen contralto, mezzosoprano, soprano... Si puedo hacer algo por qué voy a decir que no».