Pinamonti ficha a batutas de primera línea para la Zarzuela

Pinamonti llega a Madrid avalado por un magnífico curriculum. Director de la Fenice de Venecia y de la Bienal de esta ciudad, desembarcó en el Teatro San Carlos de Lisboa, para asumir después la dirección artística del Festival Mozart de La Coruña (siendo su máximo responsable entonces Félix Palomero, actual director del Inaem).

El ambicioso proyecto presentado por Pinamonti se vertebra en cinco puntos, el primero de ellos, la recuperación y ampliación del repertorio lírico español, desde el siglo XVIII al XX. Una búsqueda que se orientará hacia aquellas obras que tengan «un gran valor musical» y no por mera «curiosidad». Para ello se ha puesto ya en contacto con varios archivos importantes, como el Instituto Complutense de Ciencias Musicales (ICCMU), el de la Fundación Manuel de Falla o la Fundación Guerrero. El siguiente punto es ya algo recurrente: la difusión nacional e internacional del género. El segundo aspecto lleva años intentándose pero con logros puntuales. El objetivo de Pinamonti es impulsar la política de coproducciones con otros teatros, aspecto en el que, confiesa, de momento «no he hecho muchos contactos todavía». En España, ya ha entablado conversaciones con el Liceo «para intercambiar títulos».

El tercer pilar del proyecto es la búsqueda de la «excelencia», tanto en lo musical como en la escena. En la parte escénica recurrirá a nombres interesantes, algunos de los cuales ya han pasado por estas tablas, como Andrés Lima (Animalario) e Ignacio García (que también compitió en el concurso público por la dirección de la Zarzuela), y otros debutantes en este teatro, como Miguel Ángel del Arco («La función por hacer»), a los que ha pedido que hagan «una redefinición de los textos en la escena».

«Yo entiendo la zarzuela como teatro en el más profundo sentido de la palabra —indica Pinamonti—, en el que existe un diálogo entre un sistema fuerte de convenciones, que no se pueden olvidar, pero también dialogando con las nuevas líneas del teatro de hoy». Contrario a «la modernización por la modernización», reconoce que actualmente vivimos en una «dictadura de la contemporaneidad». Entre los posibles títulos de la próxima temporada se encuentra el programa doble, «La vida breve» y «El amor brujo», en un montaje de Wernicke, que Pinamonti ya programó en la Fenice en 2000.

El apartado musical es quizá el punto más interesante, pues el proyecto de Pinamonti parece querer impulsar su proyecto desde el foso, fichando a batutas «de primera línea, para estar en el circuito de los grandes teatros». Así, en próximas temporadas liderarán la Orcam directores nacionales con un gran prestigio internacional, como Juanjo Mena (titular de la BBC de Londres) y Frühbeck de Burgos, que dirigirá una zarzuela en versión de concierto. Entre los contactos internacionales, se encuentra Alan Curtis. Una novedad es que entre título y título, de zarzuela u ópera, se incluirán «conciertos sinfónico-corales», con un hilo temático.

Pinamonti no se ha querido olvidar del ballet, y ha anunciado que estrechará lazos tanto con el BNE como con la CND, a la que le encargará nuevas coreografías «para recuperar partituras del siglo XX». La creación de una academia de interpretación de zarzuela —«solo se puede preservar un repertorio si se abre a las nuevas generaciones»—; la retransmisión de los títulos a través de radio y televisión (en La 2 se podrá ver en diciembre «Los sobrinos del capitán Grant») y la digitalización de su archivo, «en el que hay grandes tesoros», son otros de los aspectos que se incorporan a este proyecto, «a medio plazo», que Pinamonti espera poder pilotar durante los próximos cinco años «si todo va bien». Es decir, si le dejan los políticos y los recortes.