presidenta del parlamento vasco
Arantza Quiroga: «Me avergonzaba discutir con mi novio ante el escolta»
Habrá quien piense que salir en bici con el marido y los hijos es poco plan. Pues supone un gran triunfo para alguien cuya vida ha estado condicionada por ETA hasta en sus menores detalles
anna grau
Recuerda Arantza Quiroga que cuando ella y su marido, al que conoció en las Nuevas Generaciones del PP, eran novios, lo peor no era el «horror» de tener que besarse delante del escolta . «A mí me daba todavía más vergüenza discutir frente a ... él», rememora. No acaba de quedar claro que hable en pasado. «La losa es tan pesada que no te la quitas de encima de la noche a la mañana. Con la tregua de 1998 yo me creí que ya estaba, y cuando ETA volvió a matar fue tal mazazo, que ahora voy con mucha cautela», confiesa.
Tras el asesinato del concejal del PP en Rentería José Luis Caso, los padres de Arantza Quiroga le suplicaron que abandonara el País Vasco. Pues ella no solo no se fue, sino que ha tenido allí cuatro hijos, Andrés, Pablo, Álvaro y Pedro, de 10, 8, 6 y 4 años. Detrás del gesto hay un sinfín de sacrificios. «No puedo ir a recoger los niños al colegio, acompañarles en sus rutinas fijas», admite con tristeza.
Se desquita en la intimidad del fin de semana. A las ocho de la mañana del domingo ya están todos en pie. El tercer hijo, Álvaro, suele preparar el desayuno general, «tostadas con aceite, que nos encantan, ellos cola-cao y yo café en vena según bajo». Pero a veces hay sorpresas: « Hace tres semanas los cuatro me subieron a la cama la bandeja del desayuno, yo casi me los como a ellos , claro».
Hacen deporte en familia tempranito porque hay que ir a misa antes de comer, que ahí ya se lían mucho. Como no se van a liar si a ellos seis se suman los padres de Arantza y su hermana, que tiene a su vez tres hijos. «Hicimos el esfuerzo de comprar una casa más grande para caber todos y para quitarle trabajo a mi madre», nos cuenta muerta de risa ante el fracaso. Pues la madre se sigue empeñando en cocinar ella sola para el íntegro regimiento y en llevar toda la comida hecha desde su propia casa. A los cafés comparecen muchos primos. La tertulia se prolonga hasta la cena. Luego cada niño se prepara su propio uniforme escolar para el lunes. ¿Es una forma de vida suficientemente moderna, feminista, etc? Arantza Quiroga, que se sonroja un montón cuando le recuerdas que encabeza la lista de las políticas más atractivas , se sonroja aún más hablando del revuelo causado por sus declaraciones afirmando que nunca utilizaría un preservativo. No niega haberlo dicho. Pero cree que ese titular «un poco forzado» no hacía justicia a sus ideas: «Yo soy coherente con esta forma de vida, que no le impongo a nadie, solo pido que todos podamos vivir como queramos, siempre dentro del respeto a los derechos humanos». Se queja de que con el Gobierno Zapatero «la mujer tenía que encajar a la fuerza en un estereotipo de izquierdas» y subraya que «el mayor reto para un gobernante es tener una visión completa de la realidad, ser capaz de integrar a todos».
La deja atónita el escándalo de algunos con la decisión de su compañera Soraya Sáenz de Santamaría de incorporarse al trabajo a los pocos días de nacer su hijo Iván. Arantza apoya cien por cien a Soraya, recuerda que ella misma fue al Parlamento vasco a los cuatro días de dar a luz a su tercer hijo «porque tenía que defender una ley y hasta este reglamento no hemos tenido baja ni la posibilidad de delegar el voto». Finalmente compara este caso con el de Carme Chacón cuando llegó al ministerio de Defensa: «Yo la veía irse embarazada a Afganistán, en esos aviones, no siendo ella ya precisamente una jovencita, y me decía, ¿pero estamos locos? ¿Por qué tiene que correr esta mujer este riesgo, para demostrar no sé qué?»
Rematamos hablando de futuro. «Yo nunca he salido de aquí ni para estudiar, me tienta la idea de coger la maleta...» confiesa. Estudia inglés a salto de mata, en el coche que la trae y la lleva del Parlamento vasco a su casa, y sueña con irse a vivir a EE.UU. o al Reino Unido, «aunque sé que a los tres días ya me querría volver». Asegura que no hace planes porque «lo que tenga que ser, será, yo soy una pieza dentro del PP, todos jugamos un papel y tenemos por delante un gran reto, nos queda mucho por andar».
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