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Críticas de los estrenos del 28 de octubre

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«Las aventuras de Tintín: el secreto del unicornio»

POR FEDERICO MARÍN BELLÓN

Los títulos de crédito de Tintín no son el habitual vestíbulo de entrada a una película. Como empresario a la vieja usanza, Spielberg sale a la puerta, te agarra por las solapas y te lanza de cabeza a un carrusel desenfrenado. ... La cinta entera es una demostración de músculo. No caben ni las comparaciones con otros intentos por filmar al héroe de Hergé. Porque puede, porque no repara en gastos y porque tiene un director de la segunda unidad que se llama Peter Jackson (se supone que en la próxima cambiarán las tornas), Spielberg llega a abusar en su alarde, con Zemeckis mordiéndose las uñas. Nuestro protagonista no tiene tacha, los secundarios están inmensos y el villano es poderoso, con una mascota casi humana y, desde luego, más despierta que ninguno. Se echa de menos, en cambio, algún personaje femenino. Ahora que le buscan las cosquillas a Hergé por sus incorrecciones de la época, sorprende que Spielberg no le apañe una novia al muchacho. En fin, todo es tan perfecto que apenas queda espacio para nuestra imaginación lectora (lo dice un paleto en tintinología). Spielberg pasa las páginas como un poseso, sin dejarnos tiempo para reparar en detalles. Y no es por esconder defectos, que no los tiene. Otro minúsculo pero: resulta imposible bajarse de la montaña rusa de sus escenas de acción superlativas. Con el tebeo en las manos uno puede marcar el ritmo, recuperar el resuello; aquí tiene que aceptar el que nos impone el genio. Spielberg, en definitiva, es como el dueño de la pelota en el patio del colegio, solo que aquí la escuela entera es suya y el balón es teledirigido. El 3D, por otro lado, no aporta gran cosa ni en las manos de quien sabe usarlo, aunque lo mismo decían los listillos del sonido y del color. Respecto a la técnica esa de enterrar a los actores en plastidecor, es cierto que queda vistosa, pero le sigue costando transmitir emociones. Le pasó a Nicole Kidman, con las operaciones.

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