«Fueron unos verdaderos cristianos incluso cuando se metían con ellos»
El cardenal Rouco destaca la actitud ejemplar de los peregrinos de la JMJ y la gran acogida de Madrid al Papa. Considera «impresionante» ver a catedráticos de todo el mundo subidos a las sillas para aplaudir a Su Santidad
MÓNICA MARTÍN
Para el cardenal Antonio María Rouco Varela , la capital de España ha sido una de las mejores sedes de la historia de las JMJ. «Madrid es una ciudad cariñosa, por mucho que haya quien quiera que no lo sea», apuntó ayer el presidente ... de la Conferencia Episcopal. Rouco, asimismo, destacó la buena actitud de los peregrinos incluso cuando «se han metido con ellos», algo que «no había pasado en ninguna JMJ anterior»: «Se han comportado como verdaderos cristianos», sentenció.
El cariño de la ciudad lo demostró «la mitad madrileña que no estaba de vacaciones, sino en la calle», afirmó Rouco, que se refería a todas las familias que acudieron al paso de Benedicto XVI . Una bienvenida agradecida en numerosas ocasiones por Su Santidad, a quien «emocionó mucho ver tan llenas las calles de Madrid».
Aunque el cardenal afirmó que las impresiones del Papa permanecen en «secreto» , no dejó de enumerar momentos que le causaron gran emoción: La vigilia en Cuatro Vientos, ya que «si alguien no quería dejar solos a los jóvenes era el Papa, por mucho que algunos le insistieran»; la misa del domingo, de la que «le llamó mucho la atención el coro y la orquesta»; además del acto en el Instituto San José, que le resultó «conmovedor».
«Nuestra gratitud no tiene fronteras», afirmó el arzobispo, ya que, «aunque me imagino que él querría —bromeó—, lo cierto es que le trasladamos de un lado a otro», para cumplir con el «intenso programa». «El Papa tiene 84 años, quién lo diría, ¿verdad?» , afirmó con una sonrisa.
Subiéndose a las sillas
Rouco no quiso dejar de mencionar la reunión entre el Santo Padre, al que calificó como «un gigante de la fe y la humanidad» y los profesores universitarios, ya que le resultó «impresionante ver a grandes catedráticos de universidades de todo el mundo subiéndose a las sillas para aplaudir a Benedicto XVI». Ésta es una anécdota muy representativa de lo que se vivió en Madrid durante estos días, en este acontecimiento internacional que ha batido récords. Entre ellos el del número de jóvenes inscritos, que ascendió a 500.000 sólo por ordenador. Ya que, como explica Yago de la Cierva, director ejecutivo de la JMJ, «en papel estuvimos inscribiendo hasta el mismo domingo, por lo que no tenemos todos los datos». Sin contar con el cerca de millón y medio de jóvenes que, sin figurar en papel alguno, participaron de la visita del Santo Padre.
Otras marcas superadas han pasado desapercibidas. Por ejemplo, la presencia de obispos y cardenales, que han «batido todos los récords, aunque nos pongamos en un segundo plano, cediendo el primero a los jóvenes», detalla el cardenal, que añade riendo: «Es que los obispos, por muy jóvenes que queramos ser, como mínimo nos ponemos en 40 años». Sus eclesiásticos sucesores, el «clero joven», también han tenido una participación mucho mayor que en otras jornadas», apuntó Rouco.
Ayuda a Río de Janeiro
También quisieron destacar, tanto el cardenal como el director ejecutivo de la JMJ, la «gran capacidad de comunicación» entre la organización de la Jornada y las administraciones públicas. Tan positiva la consideran que ya están pensando cómo transmitir a Brasil los mecanismos que se han empleado.
«Tenemos un especial interés en ayudar a Río, que se aproveche el tráfico de la web, los perfiles en las redes...» , explicó Yago de la Cierva, que afirmó conocer todos los errores que han cometido (problemas con el transporte público, traslado de peregrinos de un lugar a otro, pequeños fallos a la hora de repartir los alimentos...). Errores que se subsanarán en la siguiente JMJ gracias a la comunicación entre las organizaciones. Así, como dijo Rouco, «la última JMJ siempre es mejor que la anterior».
Claro que hay problemas que por su naturaleza resultan inevitables por mucho que ocurran una y otra vez. Uno de ellos es la lluvia, que ya se había vivido en Toronto. «Tuvimos un temporal tremendo, pero Juan Pablo II ni se inmutó. A los que han vivido la Segunda Guerra Mundial no hay quien los mueva», recordó. Benedicto XVI tampoco dejó a los jóvenes, que aguantaron estoicamente la tormenta demostrando que «la fortaleza es resistir ante las inclemencias», sentenció el arzobispo de Madrid.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete