Fonda, Hitler y las hormonas
Jane Fonda no solo ha reconocido tomar testosterona sino que anima a otras mujeres a hacerlo
ROSA BELMONTE
Un día Jane Fonda se dio cuenta de la bondad del ejercicio para las mujeres, para tonificar su cuerpo y para llenar sus bolsillos, así que compartió su descubrimiento (y sus calentadores) con el mundo. Ahora, con 73 años, ha revelado que desde hace tres ... toma testosterona para mejorar su vida sexual, cosa que se le olvidó mencionar en «Prime Time», su manual para envejecer con estilo. También cuando dijo que su aspecto se debía en un 10 por ciento a la cirugía, en un 30 a los genes, en un 30 a su forma de vida y en otro 30 al buen sexo. Y no solo ha reconocido tomarla sino que anima a otras mujeres a hacerlo. En «Mi último suspiro», Buñuel admitía que la desaparición del deseo sexual había sido una liberación. Pero Jane Fonda tiene un novio cuatro años más joven que ella y quiso su libido, que se había ido a por tabaco, de vuelta. Solo con verle los dientes como teclas de piano a Richard Perry se entiende que Jane necesite una ayudita. Las hormonas están de moda. El otro día venía en el «Telegraph» que, según Brian Ford, de la Universidad de Cardiff, un plan británico pretendió dar estrógenos a Hitler en la comida. Para feminizarlo y hacerlo más dócil. Como el Führer tenía probadores, el veneno habría sido detectado enseguida pero los estrógenos no. Salvo cuanto Hitler y los probadores tuvieran que usar sostén. Luego vemos a Barbarella condenada a morir en una máquina que mata a orgasmos y nos parece un delirio (también que Jane Fonda, con su aguante al placer, rompiera el chisme). Lo mismo se pasó de vueltas. Ahora, además de deseo, tiene acné.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete