Un estreno enturbiado
La visita del «genocida» y presidente de Sudán del Norte, Al-Bashir, empaña la independencia de Sudán del Sur
EDUARDO S. MOLANO
La infamia empañó la fiesta. En una nueva demostración del esperpento de la Corte Penal Internacional, el presidente sudanés —Omar al Bashir— paseó ayer con total impunidad su dictadura por las calles de Juba, la recién estrenada capital de Sudán del Sur, durante los actos ... de celebración de la independencia del país africano. «Felicitamos a nuestros hermanos del sur por la creación de su nuevo estado. La voluntad del pueblo ha sido respetada» aseguró Bashir, ante miles de sursudaneses congregados en el mausoleo del exlíder rebelde John Garang.
En 2009, la CPI emitió una orden de busca y captura contra Bashir por crímenes de guerra y lesa humanidad cometidos en la región de Darfur. De igual manera, el propio ministro de Cooperación Regional —Exteriores— de Sudán del Sur, Deng Alor Kuol, denunciaba recientemente en ABC la «campaña de terror» emprendida por el gobierno de Jartum en la región del Kordofán.
Sin embargo, ayer, tras más de dos décadas de guerra civil y dos millones de muertos, las miserias parecían olvidadas. Poco después de leer la proclamación de independencia y flanqueado por su antagonista, el presidente del recién nacido estado, Salva Kiir Mayardit, el presidente del Parlamento de Sudán del Sur, James Wani Igga, anunció una amnistía general de todos los excombatientes detenidos en las cárceles del sur. «Aprovecho la oportunidad para anunciar una amnistía general a todos aquellos que se alzaron en armas por una causa u otra contra el gobierno del Sur. Les pido que abandonen la lucha y que se unan a nosotros para construir nuestro nuevo país», aseguró el mandatario.
Igual de conciliador se mostró el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, pese a que hace tan sólo unos días calificaba de «genocidio» la ola de violencia generada en la región del Kordofán. «De ahora en adelante la ONU tendrá un nuevo miembro, el número 193, por lo que es un gran momento para África», recordó Ban, para quien la independencia de ayer coronaba «una larga lucha que se caracterizó por la violencia y la muerte de muchas personas».
Casi ninguna nota discordante en una celebración, donde la mesura política y los gritos de júbilo de la población local fueron la tónica general. Sin embargo, mientras la comunidad internacional se congratulaba del nacimiento del país, el gran ausente, el exlíder rebelde John Garang, debía de revolverse en su tumba. Fallecido en 2005, Garang combatió durante más de dos décadas al régimen de Bashir, un rival a quien calificaba de «asesino y criminal despiadado», y que ayer, sin embargo, se paseaba con total impunidad por su mausoleo.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete