liga de campeones
Wembley para siempre
El Barça vuelve a vibrar en su estadio fetiche, punto de partida con aquel título de 1992
El idilio Barcelona-Wembley perdura 19 años después. Amor eterno al estadio londinense grabado a fuego con un gol de Koeman a la Sampdoria en una prórroga agónica. En el escenario donde en 1992 levantó su primera Copa de Europa, el Barça volvió anoche a coronarse campeón continental, la cuarta vez en su historia.
Noticias relacionadas
Wembley para siempre en los corazones azulgranas; el Barcelona para siempre en la historia del mítico estadio. Último club que conquistó allí una Copa de Europa antes de que fuera derribado en 2002, el Barça repite como campeón en la primera final que acoge después de ser reinaugurado (2007). Se cierra el círculo. La historia triunfal azulgrana en la Copa de Europa comenzó bajo las torres gemelas del antiguo Wembley como testigo y los goles de Pedro, Messi y Villa renovaron ayer la fidelidad a un estadio que ya apenas conserva el nombre y la magia de aquel en el que un jovencísimo Guardiola, entonces sobre el césped, vivió el éxito más mediático del Dream Team de Cruyff. Después del intento fallido ante el Benfica (1961) y de la fuga de Schuster de los vestuarios del Sánchez Pizjuán durante la debacle en la final de 1986 frente al Steaua de Bucarest, el Barcelona, a las órdenes del holandés, alcanzó un título convertido en obsesión para sus seguidores. Maleficio roto en Wembley cuando los futbolistas que anoche levantaron la Liga de Campeones eran un grupo de imberbes. Cruyff sentó las bases de un estilo al que sus sucesores se mantuvieron fieles y la apuesta dio sus frutos... aunque hubo que esperar.
Barrido por el Milán en 1994
Durante años, la Copa de Europa de 1992 se convirtió en el tótem del museo del Barça, donde ocupaba un lugar preferente hasta que compartió protagonismo con la conquistada ante el Arsenal (París, 2006).
Antes se había perdido otra final en Grecia. Dos años después de la primera gran fiesta, el equipo de Cruyff tuvo la oportunidad de volver a tocar el cielo en el Olímpico de Atenas, pero el Milán de Fabio Capello fue un tormento (4-0). Reaparecieron los fantasmas hasta que el estadio parisino de Saint Denis tomó el testigo de Wembley en un duelo que quedó marcado por la expulsión del portero Lehman en el minuto 18. Los ingleses se adelantaron en inferioridad, pero Eto'o y Belletti obligaron a Frank Rijkaard a descorchar el cava. La pizarra del holandés transmitía la filosofía de su maestro Cruyff, a la que también se sumó Guardiola para conquistar Europa por partida doble.
El técnico había afirmado que el Dream Team era «inigualable», pero su equipo superó los éxitos continentales del mejor Barcelona de la historia. El Manchester United llegaba con ánimo de venganza después de que Eto'o y Messi le impidieran ampliar su palmarés en Roma (2009), pero el equipo de Ferguson dobló de nuevo la rodilla. Guardiola sumó su segundo título en la máxima competición europea y escribió el nombre del Barça junto al del Ajax y Bayern de Múnich en el selecto grupo de clubes tetracampeones. A un solo peldaño del Liverpool, pero aún lejos de los siete del Milán y, sobre todo, de los del Real Madrid, rey de Europa con nueve entorchados.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete