El PNV advierte a Batasuna de que, si miente, los vascos «le pasarán por encima»
Se jacta de lograr inversiones desde la oposición, con un Patxi López «desaparecido»
I. R.
BILBAO
El presidente del PNV, Íñigo Urkullu, advirtió ayer a la «izquierda abertzale» de que «como anden con engaños» en su presunta apuesta por las vías exclusivamente políticas, la sociedad vasca «les va a pasar por encima», pero, si es sincera, «bienvenida sea; ¡ ... ya era hora!».
Urkullu hizo estas afirmaciones en el acto celebrado en Bilbao con motivo del «Aberri Eguna» ,(«Día de la Patria Vasca»), este año, bajo el lema «el momento de Euskadi». No son tiempos fáciles para el viejo PNV, desbancado del poder en Ajuria Enea y con una «izquierda abertzale» que le quiere comer terreno por el ala soberanista tras su alianza con EA. Por ello, aprovechó la jornada de exaltación nacionalista para reclamar el derecho a la autodeterminación del pueblo vasco y, al mismo tiempo, para advertir a Batasuna que si su presunto rechazo del terrorismo es fraudulento, la sociedad le pasará factura.
Así, Urkullu puso énfasis en reivindicar el derecho a decidir de los vascos. Es decir, a construir un «estado» propio. La pretendida «nación vasca», en opinión del dirigente nacionalista, «no es una entelequia». «Tenemos derecho a ser nosotros los protagonistas del futuro de Euskadi», reiteró, para proclamar ante los simpatizantes del PNV que esta Comunidad «es la patria de los vascos». Dicho esto, advirtió que «nadie nos va a conducir desde fuera», en alusión al Ejecutivo de Patxi López, al que habitualmente tildan de sucursalista, a su pacto de estabilidad con el PP vasco y al propio Rodríguez Zapatero.
Pero al PNV de Urkullu no sólo le preocupa haber sido desalojado de Ajuria Enea, sino también el reclamo que para un sector de su partido pueda suponer la alianza lograda entre una Batasuna disfrazada de demócrata y una Eusko Alkartasuna decidida en su apuesta por la independencia. Por ello, en su mensaje hacia ese mundo quiso mantener un equilibrio calculado. Por una parte, dio la bienvenida a la «izquierda abertzale» si su presunta apuesta política «es seria». Ello supondría que, por fin, «ha asumido que su camino no conducía a nada» y «ahora está en el camino de retorno». «Ahora, de repente, la llamada izquierda y abertzale parece que se ha caído del caballo», «ha asumido que su camino no conducía a nada», dijo. «Ahora están en el camino de retorno, quieren sumarse a la construcción nacional del día a día. Pues bienvenidos». Pero, avisó, «como anden con engaños, es la sociedad vasca, no sólo su caballo, la que les va a pasar por encima».
En cualquier caso, y en vísperas electorales, Íñigo Urkullu quiso marcar diferencias entre lo que en los últimos 34 años ha conseguido de cara a la «construcción nacional» el PNV —hasta 2009 con responsabilidades de Gobierno en la Comunidad Autónoma Vasca—, y la «izquierda abertzale». «Hay quien se levanta a la mañana, grita “Gora Euskadi Askatuta” (“viva Euskadi libre”) y cree que ya ha hecho el día», pero «se trata de gritar menos y de hacer más. Porque estos 34 años han demostrado qué se consigue gritando y qué se consigue trabajando». Y no tuvo dudas en dar un resultado: «Izquierda abertzale 0; PNV 34».
Críticas al PSE y PP
El dirigente del PNV volvió a rechazar la Ley de Partidos, y acusó al PSE y PP de «mover Roma con Santiago» para «ilegalizar» y «gestionar de manera arbitraria la participación política». Sin embargo, si Bildu o sucedáneos no pudieran presentarse en las próximas elecciones municipales y forales, el mayor beneficiario sería el propio PNV que podría vencer en los tradicionales feudos de la «izquierda abertzale».
Pero Urkullu pasó por alto esto y aseguró que socialistas y populares tienen miedo porque ven con su «doble lupa» —en alusión a la expresión utilizada por Rubalcaba para referirse a la vigilancia de las candidaturas de Bildu— que «el sentimiento abertzale crece» y que, por tanto, los constitucionalistas «pierden respaldo». Claro, que Urkullu para hacer esta valoración puso las miras en las próximas elecciones autonómicas y no en las inmediatas municipales. «Dos años después de las últimas autonómicas saben que la participación política plena les saca de Ajuria Enea. Saben que son el pasado» y, por tanto, que «el tiempo de su pacto ha terminado». Muy acorde con la doctrina nacionalista y con el concepto patrimonialista que tiene del poder, el presidente del PNV criticó el supuesto desinterés del Ejecutivo de Patxi López por resolver los problemas de los vascos y, en este sentido, afirmó que su partido tiene que hacer «lo que otros que dicen que gobiernan no hacen».
Es más, se jactó de que el PNV, aún no teniendo responsabilidades de gobierno, ha puenteado al lendakari socialista cuando ha ido a negociar directamente a La Moncloa. Así, señaló que en plena crisis económica y con el lendakari López «desaparecido», la «responsabilidad» del PNV «ha permitido traer a Euskadi más inversiones, más transferencias y más autogobierno, aun desde la oposición». «Hemos traído la estabilidad que Euskadi necesitaba», sentenció.
Dicho esto, el dirigente del PNV hizo un llamamiento para lograr «una gran movilización» de las bases nacionalistas el próximo 22 de mayo. Entre otros motivos, apuntó, para que quede claro que el pacto entre el PSE y el PP en el País Vasco «no es deseado por la sociedad vasca». También abogó, según dijo, por «un nuevo tiempo para Euskadi, tanto político como de paz y de normalización política».
Entre los asistentes al acto se encontraba el ex lendakari Juan José Ibarretxe.
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