tenis | conde de godó
Barcelona vuelve a ser tierra de Nadal
El balear, ausente en 2010, sumó su sexto título y 500 puntos de oro al superar de nuevo a Ferrer en una final poco brillante
ENRIQUE YUNTA
La rutina de Rafa Nadal pasa por ganarlo todo en tierra, una máxima incuestionable porque ni siquiera necesita su mejor tenis para morder otro trofeo. Ocurrió en Barcelona, una semana después de Montecarlo y también con David Ferrer como oponente, reducido el alicantino porque ... su juego no le da para superar a la mejor raqueta del mundo. [Narración y estadísticas]
Mismo resultado y mismo discurso, aunque diferentes formas ya que la final del Godó no fue especialmente bonita . «David se merece un título importante», proclama Nadal con cierta tristeza porque en el fondo está hablando de su amigo, pero olvida que es él quien le priva de la gloria en innumerables ocasiones. En tierra, sólo triunfa Nadal.
De todos los torneos sobre arcilla en cuantos participa Nadal, el de Barcelona era el menos valuoso, pero el único en el que podía sumar porque el año pasado, arrollador en su superficie preferida, no participó por problemas físicos. Acecha Novak Djokovic después de un arranque efervescente de curso, pero Nadal se escapa y está 500 puntos más allá, crecidísimo y repleto de autoestima después de un dos de dos para empezar, un alivio porque el serbio es una amenaza real. Contra David Ferrer, sin florituras, se impuso por 6-2 y 6-4 y le da más valor a su palmarés.
Nueve roturas de servicio
Van seis títulos en Barcelona —todos los que ha disputado salvo el primero, cuando era una promesa—, 45 en su carrera, 31 en tierra batida. Camina sin freno hacia el olimpo y ya tiene reservada una butaca como uno de los mejores de todos los tiempos. El calificativo se justifica observando sus números, incuestionables, y sus formas, pues se toma cada encuentro como si fuera el primero. Ferrer le buscó cuando era demasiado tarde y además lo hizo sin fe, condicionado por un pésimo servicio que cedió hasta en seis ocasiones. Nadal tampoco estuvo muy allá y lo entregó tres veces, pero en pequeños detalles se deciden estos choques, que suelen tener siempre acento de Manacor.
Ferrer, inexistente en la primera manga, demasiado tímido después de una semana perfecta en el Real Club de Tenis de Barcelona, únicamente fue Ferrer en el segundo parcial. Le intimidaba el 6-2, 2-0 del marcador, casi sentencia de muerte porque enfrente estaba quien estaba y su juego se difuminaba desde el fondo de la pista. Pero el valenciano tiene piernas, seguramente más que nadie, y le corren como nunca en 2011.
Por coraje, se metió en el partido arrebatándole cuatro juegos de forma consecutiva a Nadal hasta que se apagó sin aparente expliación, generoso con errores que le condenaron al final. «Rafa, no vuelvas», bromeó en la ceremonia de la entrega de trofeos, castigado en sus tres finales barcelonesas por el mismo oponente. «He perdido tres, sí, pero mentalmente me siento como si hubiese ganado un Godó», añadió.
No lo ganó porque este torneo es casi exclusivo para Nada l. «Es increíble, estoy muy feliz por volver y ganar aquí tras no haber jugado el año pasado, que fue una decisión difícil, porque me hace una ilusión especial jugar este torneo», expresó en su generoso discurso. Van seis y este encima tiene un premio de 500 puntos. Ahora toca defender Madrid, Roma y Roland Garros, consecuencias de haberlo ganado todo.
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