Suscribete a
ABC Premium

Libre durante 108 minutos

Le embriagó la fama. Tras su viaje espacial, Gagarin se dejó llevar por el alcohol hasta que un accidente en un vuelo rutinario acabó con su vida

MANUEL DE LA FUENTE

Fue un vuelo meteórico. Desde una granja colectiva en Smolensko a rozar las estrellas, a mirarle a los ojos al espacio infinito. Durante ciento ocho minutos, a veinte mil kilómetros por hora, Yuri Gagarin fue el amo y señor del Universo, el primer ser humano en viajar más allá de la atmósfera terrestre. Tal vez, como diría Jruschov en un arrebato de ateísmo leninista, Yuri no vio a Dios, pero se sintió como los ángeles, casi uno de ellos. Tenía veintisiete años.

Era su sueño, ser astronauta, y no debió ser fácil para alguien que a los veinte años trabajaba como obrero metalúrgico. Pero las alas ya batían en el interior de su corazón. Se apuntó a un aeroclub local, pasó a la Escuela de Pilotos y sus méritos le llevaron a convertirse en el hombre que llegó donde ningún otro había llegado. Luego, los achuchones, las medallas, las distinciones, el abrazo del oso del Partido Comunista del que fue miembro, la fama, el título de Héroe de la Unión Soviética, como el padrecito Stalin, nada más y nada menos.

Poco importaba que fuera mentira que hubiera aterrizado como un gorrioncillo con su Vostok, y que realmente tuviera que lanzarse al vacío desde 7.000 metros de altura en paracaídas. Poco importa que luego cuenten algunas crónicas que prefirió los viajes del vodka a los del espacio sideral, que se deslice que engañaba a su Gagarina del alma, que la popularidad le hiciese la vida imposible. Él había acariciado las estrellas y había visto nuestro Planeta Azul como nunca antes nadie lo había hecho: el contorno de los continentes, las lágrimas de los grandes ríos, este rincón turquesa al que llamamos Tierra. Murió en un extraño accidente de aviación en 1968. Los amigos de la conspiración esbozaron que Yuri vivía encerrado en un psiquiátrico por arrojarle una copa de champán a un gerifalte del Partido.

Fueron sólo ciento ocho minutos, pero Yuri Gagarin fue el único soviético libre de su tiempo, sí, libre, aunque solo fueran ciento ocho minutos.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación