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Leire Pajín: «A mí me regalaron la pulsera Power Balance y me gustó»

La ministra de Sanidad intenta zanjar la polémica del adorno pseudocientífico que utilizaba

Leire Pajín: «A mí me regalaron la pulsera Power Balance y me gustó» el correo

N. R. C.

A la ministra de Sanidad, Leire Pajín, aún le persigue la pulsera «Power Balance», ese trozo de silicona y plástico al que se le atribuían propiedades pseudomilagrosas. Pajín la lució en numerosas ocasiones en su brazo izquierdo pero tuvo que desprenderse de ella antes de jurar el cargo porque el ministerio que iba a dirigir consideraba que incurría en publicidad engañosa. Una pregunta directa en el Foro Ideas+Diálogo le volvió a recordar el adorno pseudocientífico que tanto revuelo ocasionó. Y quiso zanjar la polémica: «A mí me la regalaron, me gustó y la usé. Nada más».

De estas pulseras de colorines se decía que proporcionaban equilibrio, fuerza, flexibilidad... e incluso que ayudaban a tratar el dolor, mantener la juventud o curar lesiones. Los posibles beneficios para el organismo humano son tan variados como misteriosos si se piensa que las esperanzas para acceder a ellos están en una diminuta pulsera con un simple holograma de plástico.

Hace un año el Instituto Nacional de Consumo, dependiente de Sanidad, envió una directiva a las comunidades autónomas señalando que las empresas que patrocinaban estas pulseras con holograma de Mylar incurrían en publicidad engañosa. Sanidad lo hacía con la ley en la mano porque desde 1996 está prohibida cualquier publicidad o promoción directa o indirecta de productos o sustancias con pretendida finalidad sanitaria cuando sugieran que su uso o consumo potencian el rendimiento físico, psíquico, deportivo o sexual. Entonces Pajín todavía era secretaria de organización del PSOE y no tenía reparos en lucir la pulsera pseudocientífica en actos públicos.

Demanda millonaria en Estados Unidos

Las promesas milagrosas le ha costado a la empresa «Power Balance» una multa de 15.000 euros, una cantidad ridícula en opinión de las organizaciones de consumidores. Con multa incluida, la venta ha sido negocio. El coste de la sanción, ridícula en opinión de las organizaciones de consumidores, equivale a vender unas 430 pulseras.

En Estados Unidos, la empresa «Power Balance» se enfrenta a una demanda millonaria. Una firma de abogados reclama a la compañía casi 4 millones de euros para compensar a sus clientes estafados. La demanda se presentó después de que «Power Balance» reconociera públicamente que no tiene pruebas científicas «verificables» de las propiedades beneficiosas de su producto.

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