ARTE
Agujeros negros en el Greco
El autor comenta los aspectos del cretense sobre los que tendrían que profundizar los estudiosos e historiadores
POR SANTIAGO SASTRE
Si tuviéramos que identificar a Toledo con alguna persona, tanto Garcilaso como El Greco serían dos importantes candidatos. Pero, posiblemente, en esta hipotética pugna ganaría el cretense, que podría decir, parafraseando el dictum de Luis XVI: «Toléde cést moi»
Porque ¿quién no sabe quién es ... El Greco? ¿Quién no conoce Toledo como la ciudad en la que vivió El Greco unos 30 años largos? Desde luego que El Greco es el toledano de adopción más internacional que hemos tenido y, por eso, sigue y seguirá atrayendo a turistas y a amantes de su pintura a nuestra ciudad.
El Greco nació en la isla de Creta allá por el 1541 y murió en Toledo el 7 de abril de 1614. Por eso en el 2014 se cumplirán cuatrocientos años de su muerte. En esa efeméride Toledo, con sus instituciones al frente, se empleará a fondo para homenajear, profundizar y realzar la vida y la obra de este genial pintor. La celebración del IV centenario de El Greco debe también incentivar a los toledanos y, en general, a todos los amantes de la cultura para profundizar y conocer la figura del Greco. También es importante, no hay que olvidarlo, acercar el Greco al mundo imaginativo de los niños (con esta intención yo mismo acabo de publicar, con Miguel Ángel Garrido, el libro Craco y El Greco).
En este artículo me propongo comentar algunos aspectos que resultan llamativos de la vida y la obra del Greco a modo de aperitivo, para despertar la curiosidad de los lectores y, también, como elementos sobre los que tendrían que profundizar los estudiosos e historiadores.
Porque es importante reconocer de antemano que hay muchas cosas que desconocemos sobre su vida y sobre su obra. Es como si el Toledo oculto, el del misterio y las leyendas, también hubiera salpicado o contagiado a nuestro protagonista.
Una mentira piadosa. Así es como calificaba Luis Moreno Nieto la actual casa del Greco, puesto que en ella nunca vivió. Vivió en varios lugares en Toledo, pero se sabe que la casa en la que más tiempo estuvo se ubicaba al lado del actual paseo del Tránsito. Era una casa grande, con muchas habitaciones (vamos, un palacio), con vistas al Tajo. ¿Es tan importante que la casa del Greco no sea la auténtica? Realmente no. Primero, porque estaba muy cerca de donde vivió. Segundo, porque gracias al marqués de la Vega-Inclán se pudieron recuperar muchos grecos que andaban extraviados, dejados de la mano de Dios. Y, tercero, ¿qué más da? Es una magnífica recreación de lo que pudo ser su casa –una casa típica toledana de los siglos XVI-XVII- y además con muchos de sus cuadros. ¿Cómo va a visitar alguien Toledo y no va a ir a la casa del Greco? La idea como reclamo turístico es fantástica.
Del mismo modo que muchos de los que hemos ido a Londres hemos visitado la casa donde vivió Sherlock Holmes en 221B de Baker Street, con el agravante de que se trata de un personaje de ficción. Desde luego que es un aliciente turístico fundamental que homenajea al mismo tiempo la importante labor de quien la puso en marcha. Este año la casa del Greco se volverá a abrir al público después de las obras que han hecho. Han sido muchos años de espera y de decepción para los turistas que querían visitarla. Espero y deseo que haya valido la pena.
Una obra difusa
Realmente la obra del Greco pasó por muchas circunstancias. En primer lugar, a él le tocó también no ser profeta en su tierra y su obra no tuvo, por entonces, la valía que tiene ahora. En efecto, durante muchísimo tiempo los cuadros del Greco estaban medio ocultos en conventos e iglesias, y fue a partir del siglo XIX cuando se produce un revival o «nuevo» descubrimiento o una revalorización de su pintura. En segundo lugar, muchos cuadros se vendieron y se malvendieron (para restaurar iglesias), se trasladaron, se heredaron y se regalaron alegremente y comenzaron un itinerario difícil de seguir, de modo que cuesta seguir el rastro de su obra.
En tercer lugar, El Greco también destacó en otras artes, como por ejemplo en la arquitectura y escultura. Ésta última es una faceta que parece estar, injustamente, en un segundo plano. Este aspecto de su obra ha sido estudiado en profundidad por el académico Félix del Valle, que no tardará mucho en publicar un estudio necesario. En tercer lugar, no existía entonces una visión tan individualista de la autoría como hay ahora, de modo que muchas de sus obras fueron terminadas y copiadas por otros autores de su taller (en el que destacaba con luz propia Luis Tristán, que empezó a trabajar con él cuando tenía veinte años).
En cuarto lugar, ¿quién no ha oído diferentes teorías sobre su peculiar estilo? Que si padecía astigmatismo por el alargamiento de las figuras (tesis que defendió el óptico toledano José Hurtado del Valle), que si utilizaba como modelos los dementes que estaban en el Nuncio y aparecían desnudos intersexuales (tesis de Gregorio Marañón), etc. Quién sabe. Esto obedece a dos rasgos: la peculiaridad del estilo del Greco y la conexión de su obra con la ciudad en la que vivió gran parte de su vida.
A ello hay que sumar la existencia de cuadros muy originales. Quizá uno de los más discutidos sea «Vista y plano de Toledo». ¿Por qué? Hay teorías acerca de la perspectiva desde la que se pintó esa vista de Toledo, las dificultades del plano que figura en el cuadro, no sólo a la hora de hacerlo sino por las calles y edificios que aparecen. Precisamente hay quien piensa que por la aparición del convento de los carmelitas y de la calle Real no pudo haberlo pintado el Greco, pues se corresponde con un trazado arquitectónico posterior, incluso tampoco su hijo. La discusión está servida.
El entorno más íntimo
Su vida también presenta aspectos muy curiosos. En primer lugar, es sabido que tuvo un hijo con una mujer soltera con la que no llegó a casarse: Jerónima de las Cuevas. Se sospecha que murió en el parto al dar a luz a su hijo Jorge Manuel. Sin embargo sabemos muy poco de esta mujer misteriosa que fue la única que conocemos que forme parte del círculo íntimo del Greco. Por eso algunos historiadores han formulado algunas hipótesis sobre esta dama. En segundo lugar, tenía un amigo íntimo llamado Francisco Preboste, que vino con él de Italia. Era amistad e incluso…amor. Hace unos años el pintor toledano Mariano Serrano ganó un concurso literario de Cartas de amor a Toledo con una epístola en la que el Greco salía del armario, es decir, confesaba su inclinación homosexual.
En tercer lugar, su hijo Jorge Manuel no era precisamente una joyita. Desde luego que no heredó las dotes de su padre al menos para la pintura (hizo copias del Expolio, el Entierro y el Martirio del Escorial). Era muy indisciplinado, porque se dejaba llevar por la pereza y la desidia. Desde luego que como arquitecto y maestro de obras dejaba mucho que desear. Intervino en el retablo del Hospital Tavera, en el convento de Santo Domingo, en el Ayuntamiento, en la catedral (donde participó en la capilla de las reliquias o en el Ochavo, donde hay numerosas reliquias, como los sarcófagos de Santa Leocadia y San Eugenio, la mano derecha de santa Lucía, una espina de la corona de Cristo y un trocito de la Sábana Santa) y en la iglesia de San Justo. Murió en 1631 cuanto tenía 53 años. En cuarto lugar, también estuvo acompañado por un tiempo de su hermano mayor, Manusso Theotocópuli (llamado Manuel el Griego), que estuvo con él hasta su muerte. Hay constancia de la muerte del hermano en el libro de enterramientos de Santo Tomé.
¿Descansa en paz?
El Greco, que en su cuadro estrella, El entierro del Señor de Orgaz, llegó a pintar la muerte como un parto: el alma del señor de Orgaz surge de una especie de útero, pues al morir tiene un nuevo nacimiento en la vida del cielo, sin embargo no se sabe a ciencia cierta dónde reposan sus restos. Sí, sus restos fueron depositados en una cripta del convento de Santo Domingo el Antiguo, pero salieron de él —no sabemos si todos— a la iglesia de san Torcuato, pero de ésta sólo se conserva su portada (en la calle que está al final del paseo de San Cristóbal), y se perdió la pista. Hubo quien pensó (es la tesis del pintor Guerrero Malagón) que podrían estar en la cripta de la cercana iglesia de San Bartolomé. El caso es que parece que hay muchas dudas acerca del sitio donde están sus restos.
Hay que ir calentando motores para una celebración del IV Centenario por todo lo alto. Hay aspectos de su vida y de su obra que quedan aún por conocer, son algo así como los agujeros negros del Greco. Lamentablemente será muy difícil llegar a conocerlos por falta de datos. Nos queda emocionarnos con el paisaje espiritual de sus lienzos.
LOS REYES ACEPTAN LA PRESIDENCIA DE HONOR DE LA FUNDACIÓN EL GRECO 2014
El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, ha agradecido a Sus Majestades los Reyes de España su apoyo a la Fundación «El Greco 2014» al aceptar ser los presidentes honoríficos de su patronato. Barreda, que asistió a la recepción que Sus Majestades ofrecieron el 17 de enero a los miembros de la Fundación en el Palacio de la Zarzuela, aseguró que la Presidencia Honorífica de los Reyes supone un espaldarazo muy importante porque, «no hay nadie mejor para las relaciones internacionales, y ninguna tarjeta de presentación mejor que la de los Reyes de España».
El presidente destacó además el entusiasmo y el interés de los Reyes de España, que quedó sobradamente demostrado durante la recepción en la que, «han estado muy expresivos, tanto el Rey como la Reina, preguntando mucho acerca de qué es lo que vamos a hacer desde este momento hasta el 2014, e incluso después». Una de las iniciativas previstas por la Fundación «El Greco 2014», una vez finalizado 2014, la idea es que en Toledo haya, por ejemplo, un Instituto de Investigación sobre el Greco, para lo que habrá que poner al día los archivos relacionados con el pintor.
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