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«Qué injusticia lo de Jackson: en Neverland solo vi niños felices»

Pino Sagliocco es productor de conciertos y eventos internacionales

VIRGINIA RÓDENAS

- Llegó de Montecatini a Barcelona con 18 años y ha cumplido 50 entre nosotros. Su regalo fue su biografía: «Make it happen with passion», de más de tres kilos. ¿Tan pesado se le ha hecho?

-Ha sido maravilloso, y el libro, muy emocionante. Llegué por amor y enamorado sigo. En España acababa de morir Franco, era un país atractivo, y yo un joven inquieto. Entonces me encontré con Barcelona, llena de vida y alegría, de actividad cultural desbordante... Y aquí sigo, 35 años después.

-En el libro de su vida sale hasta Ronald Reagan.

-Colaboraba en un proyecto de Michael Jackson con Lladró, y Reagan quiso hacer una visita de cortesía, nada más. Fue un honor y un placer conocerle.

-¿Se refiere al deseo de Jackson de que Lladró plasmara en porcelana su compromiso con la infancia?

-Pero todo se vino abajo, como tantas cosas que Michael planeaba en aquella época. Lo que se hizo con él fue de las injusticias más grandes. Yo tuve el privilegio de ir a Neverland muchas veces, y lo que yo vi allí fue a Peter Pan, una persona bella en todos los sentidos, que miraba a los ojos de los niños porque creía que eran almas hermosas y lo dio todo por ellos. Por su rancho pasaban niños con cáncer, enfermos terminales, cientos de niños con problemas a cuya disposición ponía su rancho para que tuvieran unos días de felicidad. Y nunca, en tantos años, hizo alarde publicitario de aquello porque lo hacía de corazón, creía en los niños y verlos felices era su felicidad. La prensa que tanto le castigó solo dio una nota con su absolución. Grande entre los grandes, murió en medio de una gran injusticia. Organicé sus conciertos y hubo buena conexión personal. En las tres últimas giras europeas solo actuó en España.

-¿Lladró llegó a hacer la figura?

-Sí, yo la he visto; pero todo se paró.

-Sigamos con el álbum. Aquí le veo con Sinatra.

-Lo traje a Barcelona después de lo del Bernabéu en 1986 (actuó con menos de la mitad del aforo) y la desilusión que le causó España. Le convencí en Miami, y quince días antes de los Juegos cantó al mundo desde el Palau Sant Jordi. Fue impresionante y el primero de una serie de acontecimientos históricos en la Ciudad Condal, como la actuación de Madonna, de los Rolling, Elton John, George Michael, Zappa...

-Para épico, el dúo entre Mercury y la Caballé.

-En el tour que Freddy hizo en 1986 contó en una entrevista para Informe Semanal de TVE que era fan de la Caballé, cuya voz lo despertaba cada mañana. Pensé que sería bonito juntarlos y lo logré en la discoteca KU, hoy Privilege, en mayo de 1987, para mi programa musical «Ibiza 92». Ese himno «Barcelona» entre Caballé y Mercury prueba que solo hay que creer en los sueños para que se cumplan.

-Otro sueño fue organizar en el Chile de Pinochet un concierto para Amnistía Internacional.

-Se llamó «Un abrazo para la esperanza», y aún me emociona. Fue histórico, y no solo por llevar a Sting, Gabriel, O'Connor o Blades, sino por los New Kids on The Block, ya que había que atraer a los jóvenes hijos de militares y que hablaran de lo que pasaba.

-Queen, Prince, Rolling... ¿quién le dio más guerra?

-Mercury me pidió para su cumpleaños en Ibiza 300 botellas de champán Crystal, ¡y en España no había tantas en 1986! Las busqué en Francia y no fue fácil. Sin internet, todo era por teléfono. Hoy las cosas han cambiado: el artista pide zumo de naranja, agua sin gas, entrenador personal y un gimnasio cerca.

-No me dirá que Lady Gaga, en exclusiva en su plantilla, es una chica de gustos sencillos.

-Si fuera así en su concepto del espectáculo, nadie hablaría de ella. En escena es extravagante, con una capacidad de diversión asombrosa y un potencial atractivo como pocos en el mundo. Eso cuando se pone el traje de trabajar, como todos; pero luego nos lo quitamos y... todos tenemos nuestro corazoncito, inquietudes y problemas. Ella no es diferente.

-La música sí lo es: en los conciertos no hay crisis.

-Porque nadie se priva de vivir, y la música es el camino, la vía de escape, el punto de encuentro. Y hoy el presupuesto para discos se gasta en el directo.

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