Moscú ya tiene alcalde

No se esperaba otra cosa, ya que la mayoría de los concejales pertenecen a «Rusia Unida», el partido del Kremlin. Hasta 2004, los gobernadores regionales y los alcaldes de Moscú y San Petersburgo eran elegidos por sufragio universal. Putin modificó el procedimiento y ahora es el presidente quien los designa con el visto bueno de los parlamentos o concejos locales.

El partido mayoritario en la asamblea local correspondiente presenta al jefe del Estado cuatro candidatos al puesto de gobernador o de alcalde. De ellos, sólo uno es propuesto a los concejales o diputados regionales para ser ratificado.

El mandato dura cuatro años, tras el cual se repite el mismo procedimiento. Los otros tres candidatos que «Rusia Unida» propuso al presidente Dmitri Medvédev fueron Ígor Levitin, ministro de Transporte, Valeri Shántsev, gobernador de Nizhni Nóvgorod, y Liudmila Shvetsova, vicepresidenta del Ejecutivo moscovita.

Sobianin es el contrapunto de lo que fue su antecesor en el cargo, el polémico Luzhkov. Si el viejo regidor era expansivo y osado, el nuevo es más bien retraído, si la personalidad del primero era rutilante la de su sucesor es gris, si a Luzhkov le sobraba carisma a Sobianin le falta en exceso.

Lo único que ambos tienen en común, así al menos piensan muchos analistas, es que son dos excelentes organizadores. Sobianin, estrechamente vinculado a Putin, fue propuesto la semana pasada por Medvédev para dirigir la alcaldía.

Responsable de la campaña de Medvédev

Sobianin, de 52 años, casado y con dos hijas, nació en el poblado de Niaksimvol, en la región siberiana rica en petróleo de Janti-Mansiisk. Fue alcalde de Kogalim, gobernador de la región de Tiumén, también en Siberia, directivo de la petrolera TNK, jefe de la Administración del Kremlin con Putin como presidente, además de responsable de la campaña que alzó a Medvédev a la Presidencia en 2008.

Más que un político es un funcionario. Algunos le tachan de «figura técnica» que Putin utilizará como «correa de transmisión» para convertir la alcaldía de Moscú en un apéndice del Gobierno, en un ministerio más.

Y hay quien estima que es necesario que así sea, ya que la corrupción en Moscú durante los 18 años que Luzhkov dirigió el Consistorio aumentó de forma exponencial. Su esposa, Elena Batúrina, dueña del consorcio Inteko y considerada la mujer más rica de Rusia, se benefició de la posición de su marido para obtener rentables contratas de construcción de edificios en la capital.

Sobianin reconocía ayer en su intervención ante los concejales que acabar con la corrupción es uno de sus principales objetivos y piensa contar en su tarea con la ayuda del Gobierno de Putin y del Kremlin.