La riada tóxica alcanza el Danubio
Los expertos advierten que los lodos podrían contener elementos naturales radiactivos, aunque las autoridades húngaras lo han negado
SIMÓN TECCO/A. ACOSTA
La lengua roja de lodos tóxicos procedente de una balsa de contención de una planta de aluminio que reventó el pasado lunes en el oeste de Hungría —provocando cuatro muertos, un centenar de heridos y tres personas desaparecidas— alcanzó ayer el Danubio, por lo que ... los equipos de emergencia se afanaban en intentar contenerlo y diluirlo con el fin de proteger el mayor río de Europa y evitar una mayor catástrofe ambiental. Y es que ya en aguas del Danubio el vertido amenaza con contaminar ríos y lagos de otros países europeos. «Estamos preocupados, no sólo por Hungría, sino porque la contaminación puede traspasar fronteras», señaló Joe Hennon, portavoz de la Unión Europea. Aguas abajo de Hungría el Danubio fluye por Croacia, Serbia, Rumanía, Bulgaria, Ucrania y Moldavia antes de alcanzar el Mar Negro.
Noticias relacionadas
Aunque no se conocen datos de lo ocurrido en el río Raba, afluente del Danubio, en el Marcal, que vierte al Raba, han muerto todos los peces. «Hemos tratado de reducir los niveles de alcalinidad en varios puntos del río Marcal con ácido y yeso, pero todo ha sido en vano», explicaba a la BBC Tibor Dobson, portavoz de los equipos de emergencia que trabajan en la zona. Se confía en que los efectos en el Danubio podrían ser menores, pues a medida que aumenta el caudal de los ríos el pH disminuye de valor.
Reducir el pH del agua
Lo cierto es que se ha logrado reducir en algo el pH de las aguas, de 13 a 9,5, por encima del nivel normal e inofensivo de entre 6 y 8. Aún así, la marea tóxica «está arrasando con todo lo que encuentra a su paso, contaminando suelos, acuíferos... es como una lengua de lava que va quemando todo», dice a ABC Julio Barea, responsable de Aguas de Greenpeace, organización que ha mandado un equipo a la zona para analizar qué materiales lleva consigo esa riada tremendamente corrosiva. Lo normal al tratarse de una planta de aluminio es que los lodos contengan hierro, agua, sosa y arena.
Las autoridades húngaras sostienen que no es radiactivo, pero no se han llevado a cabo análisis determinantes. Sin embargo, dice Barea, «todo el mundo sabe que en las balsas mineras se vierten otras cosas». Y coincide en la misma idea Miguel Ferrer, científico titular de la Estación Biológica de Doñana y director de este centro del CSIC cuando se produjo el desastre de Aznalcóllar en 1998. «Seguramente habrá también ácido sulfúrico, sílice, plomo y otros metales pesados, que condicionan las formas químicas y por tanto cómo afectan a los seres vivos», explica. «En las balsas mineras se almacenan más cosas, y es esperable que haya lo que llamamos tierras raras, es decir, elementos naturales radiactivos». Por eso es necesario que cuanto antes se cuente con análisis de lo que hay ahí. En este sentido, el catedrático César Nombela, que dirigía el CSIC cuando ocurrió la catástrofe de Doñana, recuerda que «nosotros en una semana dimos análisis detallados de la composición».
Similitudes con Aznalcóllar
Ferrer, que como director entonces de la Estación Biológica de Doñana, vivió en primera persona el vertido de la mina de Aznalcóllar recuerda que hay muchas similitudes (balsa minera que vierte a un río) pero también diferencias, como en la cantidad que escapó de la balsa, que en Doñana fue de 5 ó 6 millones de metros cúbicos, frente al millón de metros cúbicos de Hungría o el color, negro por la pirita en el primer caso y rojo por el óxido de hierro en el segundo. Además, en el caso de Doñana los metales se movieron con mayor facilidad porque era un vertido ácido, y no alcalino como el que ahora nos ocupa. Pero en este caso, está el problema de que cuando se seque y entre en contacto con el oxígeno el material quedará en suspensión, provocando una contaminación atmosférica muy tóxica, con riesgo para la salud humana.
Por eso Ferrer dice no entender que, como revelan las imágenes, aquello parece una zona de libre acceso. «Es preciso delimitar la zona y tomar todas las precauciones, como regar los lodos (para que las pequeñas partículas no entren en suspensión), transportarlos en camiones cerrados y trabajar con mascarillas».
Además de la contaminación de suelos y seguramente de algunos acuíferos, lo que puede tener consecuencias a muy largo plazo, habrá otras consecuencias ambientales. Si todos los peces del río Markel han muerto al paso de la riada, Ferrer advierte de que precisamente la zona húngara del Danubio es una zona de invernada de muchas especies de aves, como el pigargo, el águila pescadora, el águila imperial europea, muchas anátidas y cisnes, y recuerda que en Doñana durante el primer año tras el vertido murieron más de 5.000 gansos.
Entre tanto el Gobierno del conservador Víctor Urban visitó uno de los tres pueblos afectados. A su juicio, no tiene sentido reconstruir las casas dañadas, por lo que será necesario evacuar definitivamente a sus habitantes. Según las autoridades se trata de 34 viviendas de Kolontar, si bien expertos sostienen que toda la zona contaminada no será nunca más apta para vivir. Urban ha prometido indemnizar a los afectados.Los dueños de la fábrica, la empresa Sociedad Magiar para la Producción de Aluminio (MAL), han destinado 110.000 euros, lo que ha sido calificado de «acto de cinismo» por Greenpeace.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete