El PP asturiano se resiste a Cascos y opta por una edil ovetense
La candidatura de Isabel Pérez-Espinosa está promovida por Gabino de Lorenzo
Poco o nada ha variado en la última semana la postura de la dirección del PP asturiano en torno a la figura de Francisco Álvarez-Cascos. Lo único que ha conseguido la dirección nacional popular —y no es poco— es atemperar las declaraciones públicas y serenar algo las aguas internas. Pero de ahí a que haya una reconsideración sobre la posible candidatura del ex vicepresidente del Gobierno a la presidencia del Principado, dista un abismo.
La resistencia al desembarco del otrora todopoderoso «general secretario» popular empieza a tomar tintes numantinos. La dirección del partido en Asturias ha escuchado la llamada al orden para no hacer exposición pública de la bronca interna, pero parece haber tomado ya posición en torno a una candidatura de consenso, superadora de aquella curiosa terna de posibles candidatos, sin el nombre de Cascos, que quería presentar ante Génova para que la dirección nacional decidiera. Ese nombre es el de la concejala ovetense Isabel Pérez-Espinosa, que tiene a su favor no haber estado implicada directamente en las disputas con los «casquistas» al tiempo que ofrece una imagen de renovación y modernidad.
Quienes en su día promocionaron su candidatura junto con la de la presidenta del PP de Gijón y diputada nacional, Pilar Fernández Pardo, y la del presidente del PP de Avilés, Joaquín Aréstegui, destacaron de los tres que son personas jóvenes y de amplia experiencia política «que representan en Asturias lo que Feijóo en Galicia, Basagoiti en el País Vasco o Dolores de Cospedal, Esteban González Pons y Soraya Sáenz de Santamaría en el ámbito nacional». Era una manera de relegar a Álvarez-Cascos al papel de «vieja gloria».
Pero Pérez-Espinosa también es persona de la máxima confianza del alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, quien se seguiría asegurando el control del partido y, llegado el caso, hasta del Gobierno autonómico en caso de que el PP ganara las elecciones con mayoría absoluta, nada descabellado según los distintos sondeos sobre intención de voto.
Los partidarios de Cascos aducen que éste garantiza la mayoría absoluta; sus detractores, que en el resultado de los comicios autonómicos de 2011 el candidato influirá muy poco, ya que en este momento son las siglas populares las que tiran del carro. Sondeos independientes no dejan lugar a dudas sobre las preferencias de los votantes del PP, dado que un 70 por ciento quiere al ex ministro.
La posibilidad de que Génova ordene la convocatoria de un congreso extraordinario convulsionó el jueves a la dirección regional del partido, ya amenazada con la formación de una gestora cuando se rompió la «luna de miel» entre Cascos y Gabino de Lorenzo, que pasó de ser su valedor —Cascos «es un galáctico de la política», dijo de él en febrero— a matizar en julio que «es efectivamente un galáctico, pero le ha dado la espalda a su propio partido sentando las bases de la división y la fractura interna».
De fondo está la lucha por conservar los resortes del poder interno. De Lorenzo quiere mantener sus cuotas de poder y Cascos formaría su equipo de volver a Asturias.
Poco o nada ha variado en la última semana la postura de la dirección del PP asturiano en torno a la figura de Francisco Álvarez-Cascos. Lo único que ha conseguido la dirección nacional popular —y no es poco— es atemperar las declaraciones públicas y serenar algo las aguas internas. Pero de ahí a que haya una reconsideración sobre la posible candidatura del ex vicepresidente del Gobierno a la presidencia del Principado, dista un abismo.
La resistencia al desembarco del otrora todopoderoso «general secretario» popular empieza a tomar tintes numantinos. La dirección del partido en Asturias ha escuchado la llamada al orden para no hacer exposición pública de la bronca interna, pero parece haber tomado ya posición en torno a una candidatura de consenso, superadora de aquella curiosa terna de posibles candidatos, sin el nombre de Cascos, que quería presentar ante Génova para que la dirección nacional decidiera. Ese nombre es el de la concejala ovetense Isabel Pérez-Espinosa, que tiene a su favor no haber estado implicada directamente en las disputas con los «casquistas» al tiempo que ofrece una imagen de renovación y modernidad.
Quienes en su día promocionaron su candidatura junto con la de la presidenta del PP de Gijón y diputada nacional, Pilar Fernández Pardo, y la del presidente del PP de Avilés, Joaquín Aréstegui, destacaron de los tres que son personas jóvenes y de amplia experiencia política «que representan en Asturias lo que Feijóo en Galicia, Basagoiti en el País Vasco o Dolores de Cospedal, Esteban González Pons y Soraya Sáenz de Santamaría en el ámbito nacional». Era una manera de relegar a Álvarez-Cascos al papel de «vieja gloria».
Pero Pérez-Espinosa también es persona de la máxima confianza del alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, quien se seguiría asegurando el control del partido y, llegado el caso, hasta del Gobierno autonómico en caso de que el PP ganara las elecciones con mayoría absoluta, nada descabellado según los distintos sondeos sobre intención de voto.
Los partidarios de Cascos aducen que éste garantiza la mayoría absoluta; sus detractores, que en el resultado de los comicios autonómicos de 2011 el candidato influirá muy poco, ya que en este momento son las siglas populares las que tiran del carro. Sondeos independientes no dejan lugar a dudas sobre las preferencias de los votantes del PP, dado que un 70 por ciento quiere al ex ministro.
La posibilidad de que Génova ordene la convocatoria de un congreso extraordinario convulsionó el jueves a la dirección regional del partido, ya amenazada con la formación de una gestora cuando se rompió la «luna de miel» entre Cascos y Gabino de Lorenzo, que pasó de ser su valedor —Cascos «es un galáctico de la política», dijo de él en febrero— a matizar en julio que «es efectivamente un galáctico, pero le ha dado la espalda a su propio partido sentando las bases de la división y la fractura interna».
De fondo está la lucha por conservar los resortes del poder interno. De Lorenzo quiere mantener sus cuotas de poder y Cascos formaría su equipo de volver a Asturias.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete