¿Talla 38 o 42?

La encuesta revela la «insatisfacción» y sensación de frustración que les causa ir de compras al no poder encontrar la ropa adecuada. El 87% de las personas entrevistadas aseguraron que su talla cambia según el modelo que se prueban, incluso dentro de la misma tienda y marca de ropa. Pero lo que más preocupa a los patrocinadores de la encuesta es que el 44% reconoce que se ha planteado hacer dieta después de comprobar que no encajan en la talla que creían utilizar. De este porcentaje, el 81,7% son mujeres.

Factura psicológica

A la mayoría, esta decepción les pasa una factura psicológica. El 58% admite sentirse molesto, deprimido, preocupado y culpable. Sobre todo cuando se pregunta a las mujeres. No encontrar la talla adecuada afecta al 81,7 % de las mujeres. La percepción de los maniquís en los escaparates o de los catálogos también es desconcertante para los participantes en la encuesta. El 60% considera que las medidas de los figurines que se muestran son delgados y el 42% cree que las siluetas de los catálogos también lo son. La investigación no halló los cambios prometidos en el tallaje en ninguna de las marcas estudiadas: Inditex (Zara), Mango, H&M, El Corte Inglés, Cortefiel, C&A y Pimkie.

Una de las conclusiones del estudio, que ha coordinado Cristina Carretero, es que el sistema de tallas actual «fomenta las conductas de riesgo para la salud, como las dietas para perder peso sin control médico». El impacto psicológico que describen las personas entrevistadas puede interpretarse como una experiencia negativa con el propio cuerpo. «El hecho de sentirse culpable o deprimido revela la responsabilidad que siente la persona cuando tiene problemas con la ropa», concluyen.

Para Carmen Galindo, presidenta de la Federación de Asociaciones contra la Anorexia y Bulimia, la encuesta es la demostración de que los acuerdos con la industria textil «no se cumplen». Con la excusa de la crisis económica, «se está jugando con la salud de la población», advierte.

La presidenta de honor de la Confederación de Consumidores y Usuarios, María Rodríguez, pidió a los consumidores que ejercieran su derecho y reclamen cuando observen que las tallas varían en función de los modelos o no encuentren su talla.

La industria, en plazo

El Ministerio de Sanidad entiende la inquietud de los familiares de enfermos. Pero recuerda que la industria textil y los diseñadores tienen aún margen para cumplir lo prometido. «Los fabricantes tienen hasta el próximo mes de septiembre para incorporar los primeros cambios en el etiquetado de las prendas», aseguró Etelvina Andreu, directora general de Consumo del Ministerio.

Los consumidores empezarán a ver en las etiquetas no sólo el número de una talla sino códigos o pictogramas que indiquen medidas de altura y contorno. Estos datos se han extraído del estudio con más de 8.500 mujeres que realizó el Instituto de Biomecánica de Valencia. El objetivo es dar información más real para evitar confusiones. Según el acuerdo firmado, los fabricantes también tienen dos años más para incorporar maniquíes de talla real a los escaparates de las tiendas. Y para incorporar colecciones hasta la talla 48, fuera de los circuitos de tallas «especiales». Lo que aún no tiene Sanidad es una fecha para unificar el tallaje.